viernes, 5 de octubre de 2007

El don de la felicidad

No son pocos quienes, al ser interrogados con una pregunta tan directa como "¿Tú qué quieres ser?", responden: "Quiero ser feliz". Generalmente son personas cuyas vidas se han visto zarandeadas por circunstancias generadoras de conflictos, de problemas.

Muchos piensan que la felicidad es un objetivo en sí misma, una meta que puede conquistarse. Yo pienso que no es así. Creo que es una consecuencia del estilo de vida que uno sigue, catalizada en gran medida por mecanismos mentales del propio individuo. Es una sensación personal e intransferible que traduce en términos quasi físicos los corolarios de hechos y acciones en las que intervenimos. Es un estado de ánimo, es decir, un reflejo mental de nuestra interpretación del mundo en el que vivimos. Por tanto, sentirse feliz, ser feliz, depende más de la actitud de uno mismo ante las circunstancias que de dichas circunstancias. Es, en gran medida, un don, algo que uno posee sin saber exactamente la razón. Aunque, si uno escarba hasta las capas profundas de uno mismo, quizá encuentre que ese don lleva aparejada una fuerte dosis de comprensión, de tolerancia y de optimismo.

Ser feliz en la vida, disfrutar ese don, es importante. Por el contrario, la infelicidad es una sensación minadora, corrosiva, patológica, aniquiladora a veces.

Como todo don, la felicidad va y viene, tiene sus grados. Y ante esos caracoleos veleidosos del don solemos ponernos nerviosos, perdemos la serenidad. Hace algún tiempo recuerdo haber leído en una de sus gacetillas periodísticas una frase de Antonio Gala que venía a decir: "No aspiro a la felicidad sino a la serenidad. La primera es un don; la segunda, un aprendizaje". Puesto que podemos aprender, aprendamos a vivir con serenidad. Quizá de ese modo disfrutemos mejor el don de la felicidad.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo el mundo habla de la felicidad,y es bastante relativo,ser feliz,por tener esto o aquello,que son chispazos dentro de nuestra dura vida"diria alguien ,por ahi"
Para mi ser feliz es disfrutar cada dia..pero no puedo dejar de pensar acerca de lo que dijiste de la felicidad,que es un Don y la serenidad un aprendizaje..
porque sera que al llegar cierta etapa de nuestra vida..lo que mas anhelamos es la serenidad,la calma ,la pausa en nuestro andar?

Alberto Fernández dijo...

Eso es, maldita sea. Llevaba tanto tiempo buscando una frase como la de Antonio Gala: vivamos en la serenidad.

Buena reflexión Yayo Salva. Me ha gustado sobre todo cuando mencionas que la felicidad tiene como columnas la comprensión, la tolerancia y el optimismo. Conozco otra persona que comparte muchos de los puntos de vista que manifiestas en este post y puedes creerme, maldita sea, que nunca he visto a un fulano tan optimista y alegre en mi corta vida. Irradiaba felicidad, optimismo, cordialidad, educación, respeto, etc. Te llenaba con un torrente tal de vitalidad que era imposible no dejarse arrastrar por él en ese estado de felicidad. Vaya, es curioso, acabo de darme cuenta de que uso el pasado cuando me refiero a él, cuando debería usar el presente pues sigo disfrutando de su contagiosa alegria y vitalidad aún.

Un saludo desde Madrid.

P.D. Me ha gustado mucho los apartados de en mi mesilla, en mi dvd, etc. Si me permites, quiero usarlo para mis blogs en una copia descarada. Gracias también por tus comentarios.

Anónimo dijo...

De acuerdo con vos. Muy certeras tus palabras.

Nada, no hay qué agregar!

Besos, Yayo

Anónimo dijo...

¿Sería una indiscreción saber a que viene a colación este texto?

Digo, no lo reprocho para nada (las perlas de sabiduría nunca caen mal) pero me da una vaga impresión de que algo te ha pasado ultimamente como para que saques a flote estos pensamientos.

Saludos, estimado Yayo.

Xiruquero-kumbaià dijo...

Un agradable obsequio para esta mañana sabatina, esta reflexión sobre la felicidad que has lanzado, como dices, “livianamente a un vacio lleno de ojos escrutadores”, unos de los cuales, sin duda, los míos.
Como sabes, decimos que “en el pot petit hi ha la bona confitura” (el frasco pequeño es el de la buena confitura), pues te ha bastado una cuartilla para hacer sencillo lo tremendamente complejo.
Me quedo especialmente con la idea de la actitud ante las circunstancias, pues tengo en gran valor el ejercicio de la voluntad, de la voluntad serena i tenaz a la que, muy a mi pesar, con demasiada frecuencia niego tres veces antes de que cante el gallo.
Un abrazo.

Jobove - Reus dijo...

hola yayo si tens un moment entra a aquest link:
http://store.findmadeleine.com/index.html

colla de mercenaris !!!!

Wanda◦○ dijo...

Clavao, la has clavao, al menos bajo mi punto de vista claro. Para mi la felicidad siempre ha sido un estado de animo sin duda alguna, y quien a la pregunta "Eres feliz??" responda sin pensar "Si", es que es un incosciente, no sabe lo que dice o se engaña a si mismo. No se puede ser feliz todo el tiempo, estariamos grillados, drogados, idos, y sin encambio hay muchas cosas que nos pueden ofrecer raticos de felicidad, eso estaría en la escala de valores de cada cual, y cada uno somos felices con distintas cosas o momentos en esta vida.
Yo tambien aspiro a una sola cosa en mi vida, a vivir tranquila, solo así podré ser feliz en determinadas ocasiones.

Saludos Salva, siempre es un gusto leerte.

Unknown dijo...

Acabas de darme un bandazo intelectual, querido Yayo. Una reflexión increíble sobre algo tan abstracto, complejo y heterogéneo.

Durante mucho tiempo no sabía qué era la felicidad y tampoco me lo planteaba. Con los años me he dado cuenta de muchas cosas y mi frase favorita era, y sigue siéndolo ahora más que nunca, siempre la misma: soy feliz porque no tengo razones para no serlo. Además ahora sí, tengo una razón y la felicidad es completa.

Con permiso de Wändä, sí se puede ser feliz todo el tiempo, yo lo soy y como ella bien dice, estoy grillado, drogado e ido y disfrutando de esa locura que te da el ser feliz.

Como bien dices, Yayo, la felicidad no es un fin sino una consecuencia. Lo que vivimos define lo que somos; vivo feliz, soy feliz. Y cuando un obstáculo se nos ponga en el camino armémonos de fuerzas, recojamos toda las fuerzas que tengamos y arrasemos con ello. Cuando un inconveniente se me plantea pienso: si tiene solución, por qué me preocupo y si no tiene solución, por qué me preocupo.

Habrá quien diga que vivo engañado, pero al demonio con él, yo soy feliz y eso no se paga con dinero.

Un abrazo feliz y fuerte de éste loco que te brinda una reverencia por tu exposición.

Dalia dijo...

¡Yayo, por Dios!¡Qué susto me has dado! Me he henocntrado tu mensaje en el blog con esa foto que has cambiado que viene en chiquitito al lado de tu nombre y al verla tan pequeña me parecía que estabas en una cama tumbado con el ordenador y como llevo tanto tiempo alejada de la red pensaba que quizás estabas malito. Me alegra ver que quizás lo que necesito son gafas.

Y que me has dejado muchos deberes porque has estado escribiendo de lo lindo en mi ausencia y ahora me toca leer todo lo perdido.

Así soy yo, que encuentro felicidad en cositas tontas: En ver que todas las personas que aprecio siguen bien, leyendo posts de amiguetes, disfrutando de personas y cosas para el día en que me falten...

Un besazo, amigo

humo dijo...

NO estoy de acuerdo ni contigo ni con Gala, prefiero la frase de F.Fernán Gómez: "No, señor: no soy feliz, ni puñetera falta que me hace"
Creo que aspirar a la felicidad como un fin en sí misma es el mejor modo de no encontrarla jamás. Si miramos hacia atrás, nos daremos cuenta de que todos tenemos momentos felices, y casi siempre están relacionados con el cumplimiento de objetivos materiales, morales, afectivos...
En cuanto a la serenidad...Habría mucho de qué hablar.

EduardoEquis dijo...

Tanto se habla sobre la felicidad, el ser feliz. El cómo alcanzarlo.

Pequeño gran secreto ha revelado tu opinión al respecto...

:)

Horus dijo...

Por algo eres maestro...

Cuquita, la Pistolera dijo...

Pues luego de leer tu post entonces lo que debo buscar es aprender a ser serena, porque feliz me siento, a pesar de que a uno le toca vivir cada cosa!!

Anónimo dijo...

Lamento muchísimo enterarme del "motivo" de este post.

Pero, conociéndote (bueno, al menos lo que dejas ver aqui) espero que tomes las cosas con temple y fortaleza, ya que tengo la certeza de que, aunque te despides, lo haces con la frente en alto y con un gran amor por la persona.

Adelante, Yayo.

P.D.: El león es un adolescente, y sus problemas son simples problemas de adolescentes =P

LIC. ENRIQUE CELESTINO MARTINEZ dijo...

Hubo un momento de mi vida en que me tuve que hacer la pregunta¿soy feliz?, y la vida misma me llevo a la conclusion de que lo importante no es la felicidad como un estado, como la cuspide o el punto final y suspensivo, sino mas bien, la busqueda incesante y siempre permanente de la felicidad. Hoy puedo decir y afirmar categoricamente que soy feliz, mañana intentare de nuevo ser feliz.

Luis David dijo...

La felicidad es un estado mental. Tiene mucho de bioquímico y de psicológico. Es, tal vez, la suma de las pequeñas cosas que nos suceden y de la interpretación que hacemos de ello.

Buen artículo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

A decir verdad no tengo mucho claro de este tema (y creo que es bueno que así sea), pues si me preguntas: "¿Qué es felicidad? o ¿Qué quieres en tu vida?", de seguro no respondo con claridad (si es que algo respondo).
Ahora, lo que se me viene a mente cuando digo "Felicidad", es sentirse completo, lleno, íntegro en lo que uno hace y en la dirección que le da a su vida. Que su dirección presenta siempre tropiezos y se ve amenazada, creo que eso un tanto "masoquista" te hace más feliz: La habilidad de poder mantener esta ¿sensación? de que tu ser se ve libre de actuar y cómodo.
Sospecho que dije puras cosas confusas, es lo que puedo decir por ahora.
Y sí, creo que es una forma de disponerse al mundo, pero que también el mundo se disponga a ti.
Saludos desde la cálida noche santiaguina.

Salva dijo...

Lo interesante del asunto es saber que todos y cada uno de nosotros contamos con ese don, lástima que no sea en todo momento, pero siempre lo tenemos y no hay que envidiarle a otrapersona. La felicidad no es comparable con ningún otro don.

Saludos.

Unknown dijo...

Que buen artículo. La felicidad es multifactorial. Es una serie de recuerdos, emociones y decisiones que vistos en retrospectiva te generan un estado de ánimo. No es más que el análisis de estos lo que nos hace tomar la decisión de si somos felices o no.

Marcos dijo...

La felicidad. Algo que uno puede sentir pero nunca saber exáctamente su naturaleza. Al menos creo que una condición necesaria para que exista es la propia aceptación de sí mismo. Si uno no se acepta - y por ende, quiere - a sí mismo, la felicidad me parece imposible.

Lo de aprender a ser sereno me parece muy interesante. Eso sí, cuidando que la pa´sión por las cosas que uno hace no se vea afectada.

Saludos, que esté muy bien

Marcos dijo...

Se me olvidó discrepar contigo respecto a lo intransferible de la felicidad. Y es que me ha tocado que la felicidad de quienes quiero me pone feliz o al menos bien. Y veo que lo mismo ocurre con quienes quiero y me quieren o aprecian cuando yo me siento feliz.

Saludos

Salvatore dijo...

Estoy de acuerdo contigo en el hecho que la felicidad es ante todo una actitud mental. Ahora mismo me viene a la memoria la hermosa frase de Mario Moreno "Cantiflas", que dijo una vez: "Todo ser humano tiene sólo un compromiso con la existencia y es ser feliz".
Me parace que como bien dices la felicidad depende en manera extrema de tu estilo de vida, y en qué te capaz es la persona de tomar de su medio los elementos que necesita para la alcanzar la serenidad espitritual, cada vez más difícil de conseguir en nuestra sociedad hipermoderna, porque estamos rodeamos de muchos distractores y ruidos de todas índoles.
"Te daría todo lo que tengo por un poco de paz mental" grita John Lennon en la canción del Album Blanco "I'm so tired". Como siempre me parece que Lennon profetizo acerca de las condiciones mentales del hombre posmoderno, y acertó, quizá ahí radica su genialidad.

Cristina Fornés dijo...

De acuerdo, muy de acuerdo.
En lo personal, con estos agregados: la serenidad viene de una limpia conciencia. Y creo que hay un bien superior a la felicidad (especialmente como se la comprende hoy día) y es el gozo. El que se siente al haber servido por amor, por ejemplo. Al contemplar las maravillas de la naturaleza, o al sentir la compañía y la protección de Dios.
Hasta la próxima. Un fuerte abrazo.

Yayo Salva dijo...

Paola: Para mí, desde luego, la serenidad es una actitud muy apreciada. No significa que lo que sucede a tu alrededor no te impacte. Es simplemente que lo encajas de otro modo, serenamente.

Alberto: Gracias por ese comentario tan espontáneo y sincero. Es un privilegio tener amigos como el que tú tienes.
Un cordial saludo.
PS. Por supuesto, usa con toda libertad cualquier cosa que veas y te parezca interesante del blog.

Mari: Gracias. Besos.

Memo: Llevaba unos días dándole vueltas al asunto. Soy persona razonablemente feliz pero... hay más, hace falta algo más para redondear las cosas. Especialmente cuando sobrevienen contratiempos. Y alguno estaba en ciernes.
Ya sabes...
Un cordial saludo.

Xiruquero: Como siempre, aportas ideas muy útiles por lo realistas que son.
Un abrazo.

Gonzalo: Algo sé de tu actitud ante la vida y de tu optimismo ante cualquier plato de sopa. Y así debe seguir.
Un abrazo.

Té-la-mà-maria-Reus: Se me han puesto los pelos de punta al visitar el enlace que me adjuntáis.
Saludos, amigos.

Ben: Yo creo que todos sabemos si estamos felices o no. Como tú bien dices, la mejor es sentirse bien en cada momento. Y eso tiene mucho de actitud personal.
Saludos.

Wändä: Gracias por tan interesantes reflexiones como las que aportas.
Saludos.

Oso: Gracias por hacernos partícipes de tus experiencias personales y por hablarnos de tu actitud tan positiva y creativa. Demuestras ser una persona muy equilibrada y eso, de algún modo, es contagioso. No estás grillado y, si lo estuvieras, a todos nos hace falta un buen pellizco de esa locura para ser felices.
Un abrazo.

Dalia: Perdona por el susto. Sí, reconozco que la foto no es muy buena. Por lo demás, y por lo que escribes y cómo lo escribes, dejas bien a las claras que para ti la sencillez es virtud. Una actitud ciertamente envidiable.
Besos otoñales.

Humo: La discrepancia siempre es enriquecedora si la sabemos digerir. En el fondo, si bien te fijas, no discrepamos en tantos puntos. Tampoco me creo que el cascarrabias de FFG no haya sido feliz, aunque la frase es, desde luego, muy suya. Para una actitud mercantilista que todo lo mida y lo pondere es cierto eso que dices que se suele medir la felicidad según el "tamaño" de los logros conseguidos. Supongo que alguna vez habré tenido esa actitud. Pero hace años que no es así. Por eso valoro tanto la conquista de la serenidad, algo que quizá el atormentado FFG nunca consiguió. Pero tiene razón al decir que hay mucha tela que cortar.
Saludos y gracias por la visita.

Eduardo: Estoy seguro de que por tu inquieta cabeza han pasado muchas veces estas ideas.
Saludos.

Horus: Sabe más el diablo por viejo que por diablo...
Un abrazo.

Cuquita: Con tu actitud no dudo de que lo vas a conseguir.

Memo: Ya sucedió. Por eso me planteaba la necesidad de la serenidad.
Un cordial saludo.
PS. No le pierdas de vista. Le puedes servir de contrapeso.

Enrique: Esa es la mejor actitud, pienso yo.
Saludos.

Luis David: Coincidimos. Lo has explicado perfectamente.
Saludos.

Atus: No son cosas confusas las que dices. Eres un hervidero de inquietudes (que es lo que debes ser ahora) que se irán decantando.
Saludos otoñales desde Madrid.

Salva: Yo creo que en esa propiedad de no ser nunca algo completo está el incentivo.
Saludos.

Iván: En el fondo, tú lo has dicho, es decisión personal.

Marcos: Tampoco discrepamos en tantos puntos. Haces un análisis interesante. Pero, el que te haga feliz contemplar la felicidad de otra persona no significa que se te transfiera a ti una dosis de felicidad. Es un efecto simpático, no inoculador, pienso.
Saludos.

Salvatore: Podríamos remontarnos mucho más atrás de Lennon y encontraríamos frases con sentidos similares. La angustia es tan antigua como el ser humano. Por eso Cantinflas siempre me cayó muy bien.
Saludos.

Cristina: Gracias por dejarnos esas ideas como soplos de aire fresco y alimenticio.
Un abrazo.

akenaton dijo...

Buscar la felicidad...Tal vez si fuéramos omniscientes podríamos hacerlo. Hay para mí una cierta tensión entre novedad y felicidad. Y quien dice novedad,piensa también en riesgo. El que busca la felicidad suele hacerlo en aquello que SABE que le gusta. Si no va con cuidado, se ve a sí mismo repitiendo las mismas pautas, alejando de sí todo lo que desconoce por miedo a que le desagrade o no le complazca lo suficiente. Eso les ocurre muchas veces a mis hijos con las películas que ven, los juegos a que se dedican...En ocasiones, incluso por casualidad, descubren nuevos estímulos o situaciones que les llenan de placer. Así, es muchas veces el curioso feliz aún sin esperarlo, mientras que a su lado, alguien que busca afanosamente la felicidad, va reduciendo cada vez su campo.
No por eso deja de haber felicidad en la repetición, pero, aunque quizá me equivoque, juraría que el que lo consigue es porque siempre la ve como algo nuevo, o como mínimo que podría no ocurrir y se complace con el inmenso regalo de que así sea.

Sergio Meza C. dijo...

La felicidad es un concepto, que es soportado por una palabra, lo mismo ocurre con la congoja y con la frustración.

Me pasa que percibo alrededor de la felicidad una serie de lunas que la orbitan, a modo de nube de asteroides que impiden delinearla por completo; esta felicidad de la que todos hablamos, por cierto que está conformada de puntos en el universo, cuyas coordenadas varían de persona en persona, pero que en general, imprecisamente todos tienden a situarse en sus proximidades.

Alegría, bienestar, gozo, amor erótico, estabilidad, dignidad, realización, orgullo, aptitud, talento, acierto, fortuna, aventura son algunos de los puntos hacia los cuales señalamos; la sucesión de trayectos entre uno y otro asteroide es personal, sin perjuicio de que, finalmente, todos merodeamos un mismo ámbito y solemos cruzarnos en nuestro viaje.