jueves, 22 de diciembre de 2011

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Desde mi higuera (25)


La ingeniería financiera está de moda con tantos casos sub judice o ya juzgados (con sentencia condenatoria) de los últimos años, desde que el conocido “ingeniero” Mario Conde fuera investido con el Doctorado Honoris Causa por la Complutense de Madrid a finales de los años 80 del siglo pasado. ¡Vaya metida de pata y vaya desprestigio para tal honor y para la Universidad que lo otorgó! Pero no cabe duda que el “ingeniero”, guapito de cara, es un tipo listo y sabe sacar leche de un botijo: en los años de cárcel para penar sus delitos ha colocado en la industria editorial varios best seller, cuyas ganancias está disfrutando rotatoriamente en sus fincas multimillonarias. Y es que, en el fondo, todos llevamos dentro un “ingeniero” esperando la oportunidad de hacer de Conde y nos apasiona conocer sus trucos.

Otro caso de “ingeniería” con proceso judicial en ciernes lo está protagonizando estos días el Excelentísimo Señor Iñaki Urdangarín, diestro en el pelotazo tras sus muchos años de balonmanista. La Justicia se encargará de aclarar sus cuentas y sancionarlas como sea de justicia. Mientras tanto ya no comerá de gorra en los actos oficiales, aunque maldita la falta que le hace con los millones que dicen que ha afanado.
Y es que la Casa Real, sea dicho con todo respeto hacia la institución, no ha tenido suerte con los yernos. Uno echa en falta aquí a alguien como la vieja Reina Federica de Grecia (la madre de nuestra reina Sofía), que era el bicho que picó al tren. Ella no se hubiera dejado seducir por braguetazos y hubiera llevado a sus nietas más tiesas que un huso, como llevó a su hija hasta que pronunció el “Si, quiero”. Claro, que con ella tampoco tendríamos en la Casa Real a una plebeya que, dicho sea de paso, me parece una mujer íntegra y buena esposa, que aporta sangre limpia y roja a la deteriorada sangre azul.

Y ya, para cerrar el trío, debo mencionar a ese extraordinario “ingeniero” que es Ruiz Mateo, el reincidente. No encuentro palabras para calificar su sinvergonzonería superlativa.

En el fondo, lo que se trasluce de estos trabajos de “ingeniería” es que el sistema financiero tiene agujeros por los que colar fondos hacia los bolsillos particulares. Yo, que tiendo a ser malpensado, creo que son agujeros hechos a propósito y convenientemente camuflados. El fallo de los “ingenieros” está en no calcular adecuadamente la sección del agujero e intentar hacer pasar por él demasiado caudal, lo cual provoca inundaciones visibles. Porque, por lo demás, como decía mi madre, con paciencia y saliva se folló el elefante a la hormiga…

sábado, 3 de diciembre de 2011

Desde mi higuera (24)


Esta tarde me he puesto perdido por la lluvia. Estaba tranquilamente sentado bajo las desnudas ramas de la higuera, removiendo con una caña la hojarasca para ver la intensa vida que anida bajo las hojas secas cuando el sol ha sido ocultado tras negros nubarrones y, sin darme apenas tiempo para buscar cobijo, se ha puesto a llover.

De pronto he caído en la cuenta que la próxima semana es semana de puentes, sobre todo para la miríada de funcionarios que organizan con precisión de relojero sus “moscosos” (¿estará en la cárcel su inventor, el exministro Moscoso?) para tener más vacaciones que nadie. Pero, mala cosa si el tiempo se tuerce.
Junto a las nefastas noticias del paro, los recortes económicos y otras lindezas, nos cuelan que para esta semana que entra se esperan no sé cuántos millones de desplazamientos en automóvil, y que la Guardia Civil ya tiene preparadas las operaciones de salida y retorno para ver si hay suerte y se mata menos gente por las carreteras que el año pasado por estas mismas fechas. ¡Ah, las estadísticas! ¡Cuántos misterios encierran! ¿Pero, no habíamos quedado en que estamos hasta el cuello? Serán, sin duda, sólo los cinco millones de parados que, total, sólo representan cuatro o cinco millones de hogares. Los demás (quizás no todos) pueden permitirse el capricho de darse un garbeo para ahogar en vino la angustia de tener trabajo todos los días.

Turismo interior… Sí, ya sé que no genera riqueza. Que es como cambiarse el dinero de bolsillo para el Estado, cuyo único beneficio en este caso son los impuestos directos que el consumo genera. Pero ayuda a los hosteleros a hacerse la ilusión de que entra “cash” fresco y, como dicen, al menos cubren gastos y mantienen abiertos sus establecimientos. Pero saben en el fondo que el turismo interior es un “bluff”, un engaño económico. El dinero que verdaderamente hace hervir la olla es el que llega de fuera, del extranjero. Ése sí que suma. Porque el de dentro sólo se desplaza cambiando de manos. Y, en cuanto te descuidas, se arma otra burbuja…