viernes, 5 de marzo de 2010

Desde mi higuera (9)

El tiempo sigue revuelto y no apetece sentarse bajo la higuera. Se acerca la semana fallera con el temor de que la lluvia pertinaz se lleve por las alcantarillas el trabajo de todo un año preparando nuestra fiesta grande. Antes se hacían rogativas al Santo Patrono de cada pueblo para que aliviase las sequías; aunque, ciertamente, las fértiles tierras de La Ribera valenciana nunca han tenido problemas de agua. Por aquí más bien se hacían rogativas en Septiembre cuando amenazaba tormenta y los arrozales estaban sin segar o con las gavillas en la era esperando la trilla. Ahora no se habla de esas cosas, es curioso…

Pero la escasez de agua de riego es un problema en otras regiones tradicionalmente huertanas. Los polémicos proyectos de trasvases desde cuencas excedentarias se han convertido en armas arrojadizas de nuestra (mala) clase política para agredirse verbalmente mientras esperan confortablemente instalados hasta que llegue final de mes y cobren sus abultados sueldos en tiempos de crisis. Si las abundantes lluvias llenan los pantanos y se recuperan los acuíferos van a tener que buscarse otro tema de debate porque éste habrá perdido actualidad.

Y eso me recuerda el canallesco “bluff” de la Gripe A y el revuelo que se armó con el tema de la vacuna. Ni Gripe A, ni mus, ni pollas… Ya lo presentíamos la gente sensata. Y ahora, a ver qué hace el Estado con las vacunas adquiridas. ¿O no las compró? O, como estamos en crisis, no piensa pagarlas… ¡Menuda pandilla de zánganos! Un comprometido silencio rodea el asunto. Claro, como “los medios” andan ahora de terremoto en terremoto…

Los terremotos, maremotos (me niego a utilizar el vocablo tsunami, como me niego a aceptar que la ciudad de Milán de toda la vida ahora la llamen Mílan algunos papanatas que se autoproclaman periodistas deportivos futboleros) y similares catástrofes naturales no son para tomarlas a chanza, desde luego. Malos días pasé pensando en mis amigos chilenos, hasta que he ido recibiendo noticias de todos ellos diciendo que han salido ilesos.

(Me llaman para comer…)