viernes, 21 de marzo de 2008

Primera excepción

He pasado unos días en mi pueblo celebrando la fiesta de Las Fallas, en la Falla de mi barrio, como todos los años. Pero no ha sido como las otras veces. El hueco dejado por Vicent lo ensombrecía todo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Parada técnica

Este blog ha entrado en una especie de parada técnica que durará algún tiempo. Varios compromisos editoriales ineludibles, con fecha fija de mayo próximo, se están comiendo la mayor parte de mi tiempo de ocio. En cuanto me desembarace de ellos volveré a esta actividad.

martes, 4 de marzo de 2008

Feria de vanidades

Cuando era yo joven y optaba a algún empleo en la Administración, el primer ejercicio era la defensa del currículo personal. Lo llamábamos cachondamente el “qué bonito que soy”. Había quien, en la defensa de su currículo, atacaba a alguno de los contrincantes para así hacer más méritos (pensaba) ante los miembros del tribunal. A mí siempre me pareció ese proceder, el del ataque, un tanto zafio: los miembros del tribunal solían conocer a los opositores y sus méritos más sobresalientes.

Digo esto al hilo del espectáculo circense que nos ofreció la televisión española anoche, centrado en el debate de las dos cabezas de serie de nuestro bipartidismo político, Rajoy y Zapatero.

Confieso que no vi el primero de hace una semana y tampoco estaba demasiado interesado en este segundo “round”. Pero ese demoñejo que todos llevamos dentro hurgaba y hurgaba y, al final, apreté el botón del telemando. Me salto los largos prolegómenos de la presentación, cuidadosamente elaborados “ad maioem gloriam” del medio televisivo, para entrar directamente en la liza: ya están frente a frente los dos púgiles. Rajoy con los ojos en blanco, abiertos como platos, no sé si asustando, si maravillado o si sorprendido, verborreico. Zapatero serio, con su ya habitual dificultad dialéctica no sé si por pose intencionada o porque realmente su vocabulario inmediato es muy limitado y necesita tiempo para encontrar las palabras y decirlas.

En el menguando vocabulario empleado por los contrincantes destacaron por su profusión las palabras mentira, mentiroso, embustero, engaño y algún que otro sinónimo, lanzadas directamente contra el oponente. Aquello me recordaba hasta cierto punto la estética de esos programas del corazón donde se airean cuernos, coños, infidelidades, trampas amorosas, etc. (alguno sí he visto, lo confieso sin pudor). Supongo que sus asesores de imagen les habrían indicado, conocedores de la idiosincrasia televisiva del españolito/a medio/a, que convenía darle al debate cierto aire familiar de programa del corazón. Faltaban los periodistas “especialistas” en esos asuntos metiendo baza y azuzando.

Ambos dejaron bien claro que amaban a una España en las que ellos mandaran. Y es que, en el “show” político, lo que no es drama es vodevil.

Al final no hubo orgasmo.

(Nota: Decía la prensa de la mañana de hoy que Zapatero ganó con diferencia a Rajoy. ¿Verían los periodistas el mismo debate que yo?)