sábado, 17 de octubre de 2009

Desde mi higuera (3)

Tragicomedia de la gripe A, en varios actos, unos claramente criminales, otros de puro negocio sinvergonzón. Cuando allá por el mes de abril saltaron las alarmas en los medios de comunicación (siempre dispuestos a lanzar a bombo y platillos las noticias más extravagantes tiñéndolas de verdades incuestionables), amenazando a la población mundial con una plaga pestilífera de magnitudes bíblicas por contagio del virus N1H1 que se extendería desde México, hice una mueca de incredulidad. Hoy, seis meses más tarde, sentado bajo mi higuera viendo caer los primeros pámpanos otoñales, me ha dado por sintetizar tanta basura informativa y buscar los tres pies al gato del asunto, que los tiene.

El show mexicano quedó en apenas nada (con todos mis respetos y condolencias para las pocas víctimas de la epidemia que perdieron la vida, cuya tragedia personal y familiar es inconmensurable; a quien le ha tocado la china no le valen paños calientes). Pero, en términos estadísticos (que es una forma de valorar la gravedad de una epidemia), a estas fechas, las muertes por los efectos de la gripe A no superan la cifra de 4.000 en todo el mundo, mientras que para la gripe estacional se manejan cifras entre 40.000 y 200.000 fallecidos. Sin embargo, el efecto de la noticia sobre la población (entre otros) se tradujo en el asalto masivo a las farmacias a comprar mascarillas de papel que, al menos en Madrid, se agotaron en unas horas mientras los fabricantes se frotaban las manos y ponían las máquinas a toda pastilla para aprovechar el tirón del negocio. Yo he presenciado en el metro cómo, cuando alguien estornudaba, se hacía un vacío preventivo a su alrededor.

Con todo, lo de la gripe A ya no es una epidemia sino una pandemia, que es una calificación de mucha mayor gravedad. Pero para poder ser declarada pandemia la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha tenido de modificar recientemente la definición de pandemia, porque con la anterior no entraba. Uno, que es perro viejo escéptico en tantas cosas, sabe de las aficiones barraganas de la ONU, exhibidas sin ningún pudor casi a diario. Por lo visto, esas aptitudes para la prostitución adornan también a organismos de ella dependientes como la OMS. ¿Que por qué digo esto? Pues porque ante una epidemia (u otro mal grave que tenga que ver con la salud pública) la OMS recomienda a los estados miembros cómo deben actuar para resolverla. Como se trata de una recomendación, dichos estados pueden o no hacer caso a la OMS. Pero ante una pandemia la OMS ordena lo que hay que hacer de manera ineludible. Así las cosas, la OMS puede ordenar la obligatoriedad de que se vacune a toda la población mundial contra el virus de la gripe A. Y ahora quienes se frotan las manos de contento son las multinacionales farmacéuticas, que ven la posibilidad de fabricar miles de millones de vacunas con la venta asegurada. La presión mediática se está encargando de preparar el terreno, aireando cada fallecimiento por gripe A y callándose los cientos de fallecidos por gripe estacional en el mismo periodo. ¡Vaya mierda de periodistas!

Hay quien dice que, en realidad, el brote de gripe A ha sido provocado. Lo cual, de ser verdad, sería un verdadero crimen contra la Humanidad. Algo debe haber de cierto porque se ha dicho que los técnicos de un laboratorio farmacéutico desenterraron el cadáver de un esquimal fallecido en la gran epidemia de gripe A de hacia 1920, extrajeron el virus N1H1 congelado y lo han reproducido artificialmente. En posible relación con esto, cierta multinacional farmacéutica distribuyó hace poco por Europa central 17 kg de vacunas (miles de dosis) contra la gripe estacional. Pero, mira tú por dónde, a un técnico de uno de esos países se le ocurrió analizar lo que contenían los viales de vacuna y se encontró con la sorpresa de que había una mezcla de cepas de gripe estacional y de gripe A. Es decir, cepas de gran capacidad de contagio pero baja mortalidad (gripe estacional) y cepas de difícil contagio pero elevada mortalidad (gripe A). Si las leyes de Mendel no son erróneas (que no parece), algunas personas inoculadas con esa vacuna podrían haber desarrollado una cepa mutada de gran morbilidad y gran capacidad de contagio. Obviamente las vacunas se devolvieron al laboratorio fabricante, cuya única disculpa parece ser que fue algo así como “¡vaya error más tonto!”. A la cosa no se le dio ninguna publicidad (o muy poca) y espero y deseo que esos viales asesinos no estén viajando a un destino tercermundista, incluso dentro de algún programa de beneficencia de la OMS.

Porque detrás de todo este asunto canallesco están las poderosas multinacionales que, encima, se quieren lavar las manos como Pilatos y han exigido (y obtenido en EE.UU.) una ley que les exima de toda responsabilidad por los posibles efectos secundarios de sus vacunas, de modo que ningún paciente afectado pueda llevarles ante los tribunales y exigir daños y perjuicios. Todo muy transparente, n’est pas?

Los brotes de gripe A no son nuevos. Ya he mencionado la epidemia de los años 20, y recuerdo la que afectó a España hacia 1970, tras la cual los maduritos como yo quedamos inmunizados. Pero si se ponen en circulación cepas mutadas no vale ninguna autoinmunidad. Y nadie es capaz de controlar esa amenaza bacteriológica.

Tal como están las cosas, no me voy a vacunar. Si las autoridades hacen la vacunación obligatoria, tendrán que mandar a los civiles para sacarme a rastras de debajo de mi higuera.

En fin, echen un vistazo a este vídeo, que no tiene desperdicio. Es la primera parte de seis, que pueden encontrar en YouTube.