viernes, 29 de septiembre de 2006

El guateque

Las vacaciones son ese tiempo que a uno le concede su empresario capitalista para que recupere fuerzas para luego seguir explotándole durante otros once meses. En mi caso es la Administración del Estado mi explotador y, si he ser sincero, me encuentro muy a gusto haciendo el trabajo que hago. El periodo vacacional, para mí, no es tanto una necesaria cesura terapéutica en mi actividad habitual como un ligero cambio de actitud, una mayor dedicación a hacer otras cosas y a compartir mi tiempo de otra manera. Y, hasta si me apuráis, sentir el regustillo del aburrimiento de cuando en cuando. Y de síndrome post-vacacional, nada de nada.

Mi casa del pueblo es grande y un poco destartalada. Se nota que es, en realidad, una especie de almacén donde acumulo libros y otros cachivaches que no me caben en mi pequeño apartamento de Madrid de apenas 60 m2. Aquí tengo también la mayor parte de mi colección de música en viejos vinilos de los años 50 y 60.



Ayer organicé una cena-guateque al estilo de mis años mozos a la que invité a un grupo de amigos/as de aquellos años. Resultó un fiestón por todo lo alto con baile que duró hasta avanzada la madrugada.

Con el fin de prepara un programa musical a gusto de todos pedí a cada uno de los invitados que me pasara con antelación una lista con sus cuatro canciones preferidas y la cosa resultó tan entrañablemente curiosa que no me resisto a poner la relación de los 15 hits más seleccionados. No perdáis de vista que nos juntamos quince sesentones/as:

15 votos: Diana (2ª versión), por Paul Anka
15 votos: Only you, por The Platters
12 votos: Kiss me quick, por Elvis Presley
10 votos: Adam and Eve, por Paul Anka
10 votos: Geen fields, por The Brothers Four
10 votos: Oh, Carol!, por Neil Sedaka
10 votos: Sixteen tons, por The Platters
10 votos: El reloj, por Antonio Prieto y los Hermanos Rigual
10 votos: Piove (Ciao, ciao bambina), por Domenico Modugno
9 votos: Too young, por la Orquesta de Ray Conniff
9 votos: Perdóname, por El Dúo Dinámico
8 votos: The young ones, por Cliff Richard & The Shadows
8 votos: Long tall Sally, por Little Richard
8 votos: Taste of honey, por The Beatles
8 votos: Apache, por The Shadows



¡No me digáis que no formábamos una buena pandilla de carrozones con gustos musicales bien afines! El rock&roll hizo estragos en nuestros trabajados esqueletos demasiado recargados de años y de grasa, pero fue una velada inolvidable. Escribo estas líneas en la más completa inmovilidad porque el solo movimiento de los dedos sobre el teclado me levanta unas agujetas insoportables por todo el cuerpo. Y no soy de los peor parados: hay quien hoy no se ha levantado de la cama. Me consta...

PS1 Supongo que a los lectores jóvenes este Hit Parade les sonará poco o nada. A mí me sucede así con las canciones actuales.

PS2 Experimentando con el lenguaje HTML para incluir una canción he estropeado la entrada original y he tenido que rehacerla. Lo siento sobre todo porque había ya 12 comentarios que, desgraciadamente, han "volado". Les ruego que me disculpen y si me visitan de nuevo dejen constancia de su paso.

lunes, 25 de septiembre de 2006

Desde Gandía, mi pueblo

Dice el refrán que “uno no es de donde nace, sino de donde pace”. Como todos los refranes, tiene su parte de verdad porque yo nací en Valencia pero Gandía es mi pueblo. Tampoco me siento nada madrileño, a pesar de llevar viviendo en Madrid desde 1964. En Madrid no he echado raíces biológicas ni tendido vínculos de sangre aunque, con mi forma de ser y el tiempo transcurrido, muchos y fuertes lazos afectivos me amarran a gentes de esos pagos.

Mi pueblo es Gandía. Aquí llegué con mi familia a la edad de seis años, en la primavera de 1952. De mi anterior vida en Valencia apenas conservo recuerdos. Quizás el más sobresaliente sea la soberbia paliza que recibí de una monja (completada luego, zapatilla en mano, por mi madre) cuando en el colegio de pre-escolar decidí investigar si las monjas tenían orejas. Debía tener yo como cuatro o cinco años. Las monjas usaban entonces unos enormes tocados de cabeza, de tela blanca almidonada, que sólo dejaban ver su rostro encajonado entre los vuelos acartonados. En uno de los recreos una monja estaba en cuclillas arreglando un macizo de plantas del jardín. Me acerqué sigilosamente por detrás y, de un tirón brusco, le arranqué la toca. Y, ¡oh descubrimiento!, tenía dos orejas. Ese fue mi primer trabajo de investigación y di por bien empleado que me pusieran el culo rojo como un tomate. Creo que durante el mucho tiempo que me duró el escozor se forjó mi vocación de dedicarme a la investigación, pero en otras ramas del saber menos amenazadoras.



Mi pueblo es Gandía, aquella Gandía de los años 50 del siglo pasado, la que os mostré en unas viejas fotos en una entrada anterior (Alguna vez tuve 17 años...). La actual ha cambiado enormemente, como podéis ver en las imágenes que ilustran esta entrada, tomadas aproximadamente desde el mismo punto que las antiguas. Era una ciudad de unos 15.000 habitantes (ahora ronda los 100.000) que iniciaba el despegue desarrollista.



Las raíces de Gandía se hunden en la neblina de la Historia hasta la época de la ocupación romana. Las fuentes hablan de un caserío, Candia, que habitaron hispano-romanos y visigodos. Luego, a partir de comienzos del siglo VIII de la Era, los bereberes africanos ocuparon estas tierras y emplazaron castillos en Bairén, El Rebollet, Villalonga, Palma, Borró, etc. Por Gandía pasó Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador) los años 1091 y 1097 en los primeros intentos de reconquista cristiana. Pero fue en tiempos de Jaime I el Conquistador, allá por el año 1240, cuando estas fértiles tierras fueron anexionadas al Reino de Aragón y repobladas por las familias nobles aragonesas y catalanas que habían participado en la gesta. Mis dos apellidos principales, Rovira y Llorens, son de origen catalán.

Gandía ganó prestigio universal a finales del Medioevo cuando la familia Borja obtuvo el ducado. Los Borja constituyeron una poderosa saga con una rama valenciana y otra italiana (los Borgia), que dio renombrados papas, grandes santos, famosos hombres de armas y depravados asesinos. Quizás uno de los personajes más siniestros fuera Lucrecia Borgia, cuyo refinamiento en los placeres de la carne no tuvo igual en su tiempo. Se dice que por su alcoba desfilaron los mejores sementales del momento y muchos de ellos murieron envenenados con sutiles pócimas por la celosa Lucrecia para que no aliviaran con sus extraordinarias mañas a otras mujeres necesitadas. Lucrecia era hija natural del papa Alejandro VI, fue papisa vicaria durante algún tiempo y hay quien dice que el hijo que concibió en un periodo de reclusión monacal era obra de su propio padre. ¡Activa que fue la moza!

La Gandía de mi crianza era una ciudad tranquila cuyo ritmo de vida estaba marcado por las labores del campo, aunque ya entonces comenzaba a insinuarse su vocación de centro comercial de toda una amplia comarca. Tenía un instituto estatal de bachillerato en el que recalábamos los chavales provenientes de familias modestas y un colegio privado regentado por los Padres Escolapios, para la gente bien. Un par de colegios de monjas o tres, para las chicas (la diferenciación por sexos de la educación se llevaba a rajatabla entonces), completaban la oferta escolar.

Un día de verano de 1964 me encontré entre las manos mi diploma de bachiller y sentí, de pronto, que Gandía constituía un universo demasiado pequeño para mis necesidades de formación. Mi madre, amorosa y esperanzada, ordenó mi impedimenta en una vieja maleta de cartón a la que había cosido una funda de tela verde oliva para disimular y junto con mi padre y mis hermanos me acompañaron al tren que habría de llevarme a Madrid. Si alguien lloró, lloró por dentro. La alegría embargaba aquel comienzo de nueva etapa porque yo era el primer vástago de todas las generaciones conocidas que accedía a estudios universitarios.

Mientras el tren iba dejando atrás envuelta en humo la comarca, bebía con mis ojos los paisajes tan familiares de mi tierra para inscribirlos de manera indeleble en mi memoria y en mi corazón, y a cada instante me repetía: “Ahí seguiréis cuando regrese dentro de unos años...”

Me equivocaba, porque en los más de cuarenta años transcurridos nunca me acabé de ir del todo. Y el deseo de volver, de regresar definitivamente se ha ido acrecentando día a día sin conceder cuartel a la nostalgia. Un par de años más y podré dar carpetazo a mi currículo profesional y sentar de nuevo mis reales donde están los míos, los vivos y los muertos. Y pienso que la aventura ha valido la pena.

(PS. Siempre paso gran parte de mis vacaciones en mi pueblo y a él vuelvo en todas las festividades relevantes)

martes, 19 de septiembre de 2006

Benifaió



Hoy cumplo años. Quinta del 44. En casa habrá una pequeña fiesta familiar en torno a una paella que guisaré para comerla a medio día. Pero por la mañana, temprano, he querido venir al pueblo de mi padre, Benifaió, a visitar a parte de la familia y a unos cuantos viejos amigos de la juventud. He llegado justo a la hora del almuerzo. Almorzar, en las tierras de Valencia, significa detener toda otra actividad para sentarse a la mesa de algún bar, entre las 9 y las 10 de la mañana, a comer un bocadillo de productos de la tierra y tomar un café en compañía de los amigos y/o los compañeros de trabajo, en animada tertulia.

Aquí pasé muchos veranos de mi niñez y juventud, en casa de mi tía Ana María. Aquí aprendí muchas de las labores del campo con mi tío Vicente y mis primos. Tiempo de cosecha de las patatas y del cacahuete, de cuidado del tabaco, de la siega del arroz y su trilla en las eras...

Benifaió es un pueblo de origen moruno, como tantos otros de la fértil Ribera valenciana. Bani-Fayum, heredad o tierras de los Fayum, una saga cuyo origen hay que situar en alguna de las tribus árabes del norte de África, quizás almohades, que un día, hace muchos siglos, decidió participar en la conquista y ocupación de Hispania y acabó siendo poseedora de una buena y rica porción del Reino Moro de Valentia. Hubo un Muza de los Fayum que debió ser particularmente famoso, pues abundan los topónimos con su nombre, como la Torre de Mussa o la Fuente de Mussa.

Hoy sigue siendo Benifaió un pueblo de agricultores que miman la tierra amorosamente para cultivar sabrosas hortalizas y frutales, aunque la vecina factoría de automóviles Ford de Almussafes ha reclutado mucha mano de obra entre los jóvenes y la población campesina está envejeciendo sin generaciones nuevas que la reemplacen. Quizás el futuro esté en la tecnificación de las labores agrícolas en manos de los contingentes de africanos que a diario llegan a nuestras costas en una conquista ahora incruenta pero en parte con el mismo impulso que la medieval: hacerse un futuro mejor.



Después de almorzar he ido solo a pasear por huertas y campos que fueron o son todavía de la familia. He comido los dulces higos negros de la higuera de El Bovalar a la que tantas veces me subí de niño... Allí sigue todavía la caña encopada para que, desde los tiempos de mi tío Vicente, quien pase y quiera, coja algunos higos. He visto cómo pintan ya de amarillo las naranjas de El Rollet... He acariciado con ternura las doradas espigas de arroz de La Marjal...

Y he notado una nostalgia infinita invadirme todo entero, una llamada sutil y profunda de mi tierra, ahora que mi vida, ya larga, se siente amenazada.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

En Bochum (Alemania)



El vuelo desde Madrid transcurrió con puntualidad teutónica, así que a la hora prevista, en la salida de aduanas de Düsseldorf, me estaban esperando Martina y Andreas. Abrazos y besos de viejas amistades largamente deseados. Media hora de automóvil y, al final, Bochum.

Bochum es una ciudad relativamente pequeña (unos 70.000 habitantes), moderna, de edificios de poca altura con grandes ventanales para aprovechar la insolación, con una arquitectura funcional con fuerte impronta de Alvar Aalto y la Bauhaus, sin desdeñar diseños más actuales. Es una ciudad nueva: fue completamente arrasada por las bombas aliadas durante la Segunda Gran Guerra y reconstruida a partir de los años 50 del siglo pasado. En pleno centro de la cuenca industrial del Rhur, fue objetivo militar imperativo por su total vinculación a la minería del carbón y a las acererías Krupp. De hecho, el símbolo de la ciudad es la enorme torre de un malacate (sistema de ascensores) de una mina, instalada en el Deutsches Bergbau-Museum (DBM, Museo Nacional de la Minería).

Según las viejas crónicas, Bochum fue fundada por Carlomagno como un modesto poblado minero. Y a esa actividad se ha dedicado hasta prácticamente nuestros días, aunque el eje capitalino que ostentó en el siglo XIX se haya desviado hacia Essen tras la crisis del carbón de los últimos años. Incendios y guerras dejaron la ciudad sin edificios históricos: apenas un par de casas o tres del siglo XVIII y nada más. Los edificios religiosos, de estilos neorrománico y neogótico a los que tan adictos son los alemanes, se han levantado recientemente. Y hablando de crisis, me comenta Andreas que la ciudad vive ahora una profunda depresión económica por el endeudamiento derivado de la unificación de las dos Alemanias, al que se suma el paro en las minas.



Pero, con todo, es una ciudad viva, de gente callejera que puebla de manera abigarrada las terrazas de las cafeterías y, sobre todo, los biergarten (cervecerías al aire libre) donde uno puede degustar cualquiera de los cientos de marcas de excelente cerveza alemana mientras en la tertulia vamos desgranando los recuerdos de tantos años de amistad vividos.


Con Martina he paseado por la Bochum profunda: una zona de moda para alterne denominada Bermuda 3 Eck, algo así como “Triángulo de las Bermudas”. Es una zona de terrazas y garitos que subsume y engulle a todos los alcoholófilos y sexodependientes de muchos kilómetros a la redonda, sumándose a la ya vieja y no demasiado atractiva “Red Zone”. El reclamo publicitario es: “Como Ámsterdam pero en Alemania”. No me ha gustado el ambiente. Y la comparación con Ámsterdam resulta muy pobre, no sólo por la diferencia de paisajes ciudadanos.

Yo sabía de la afición germana a las borracheras de fin de semana. Pero antes solían ser en plan privado, domésticas y entre personas de una cierta edad. Ahora, como en todas partes, la juventud se ha incorporado a la comitiva. Es como el “botellón” español pero con ciertos particularismos. Según me decían mis sobrinos cuando estaban en la edad, el “botellón” en España es un ritual comunitario en el que los jóvenes aportan cada cual una cantidad de dinero y con el capital reunido compran bebidas alcohólicas para trasegarlas en la calle. Aquí los miembros de la pandilla llevan cada cual sus suministros particulares para consumo propio. Ocupan parques y jardines y allí dan rienda suelta a sus ruidosas juergas. Pero sólo los viernes por la noche. Los sábados y los domingos por la noche, Bochum es una ciudad casi muerta, excepción hecha del mencionado “triángulo”.

Me ha causado cierta pena ver muchachos quinceañeros (apenas hay chicas en las pandillas) entregándose a la bebida como única salida a un fin de semana de asueto, anticipando a destiempo una actitud de adultos que tampoco en éstos me parece demasiado justificable. Supongo que es el signo de unos tiempos marcados por rumbos imprecisos, vacilantes y modelos copiados de ficciones peliculeras y de “famosillos” de revista del corazón.

Martina es una excelente cocinera. Aun con eso, hemos salido a cenar casi todas las noches. La horrible dieta de la Alemania nórdica (así la recordaré siempre), está actualmente notablemente mejorada por los numerosos restaurantes de cocina mediterránea. Recuerdo mientras escribo, con especial regustillo, un restaurante griego regentado por un nativo de Lavrion, parlanchín, enamorado de los atardeceres en Cabo Sounion (¿y quién no, que haya estado allí cuando el sol toca la línea del mar en el horizonte?). El nombre del establecimiento es Sorbas. Allí degustamos unas dolmas suavísimas al paladar aderezadas con yoghourt griego ligeramente ácido, un excelente pulpo a la brasa y unas gambas a la plancha, todo ello regado con áspero vino retsina rebajado con agua, como decían los escritores clásicos que debían hacerse las libaciones. O un pulquérrimo libanés, Ararat de nombre, con sus finos purés de garbanzos y berenjenas bien especiados, su cordero al vapor con guarnición de arroz, pasas y almendras laminadas, y un postre de helado con agua de azahar...

Gracias, Martina, por compartir conmigo una semana de tu tiempo y por haberme hecho rejuvenecer unos cuantos años al contacto con tu fogosa juventud.

lunes, 4 de septiembre de 2006

Vacaciones..., ¡por fin!


El inconveniente de ser un pluriempleado de la Administración como yo, con trabajo en un museo y en la universidad, es la dificultad para encajar las vacaciones. Menos mal que no arrastro familia conmigo porque entonces lo de poder disfrutar vacaciones todos juntos sería prácticamente imposible y, lógicamente, tendría que sacrificarme yo.

En julio y agosto no puedo tomarlas porque, como arqueólogo, es en verano cuando más excavaciones arqueológicas hay abiertas por aquello de que tenemos el buen tiempo asegurado y podemos contar con la ayuda de estudiantes que sí están de vacaciones. En cambio son meses no lectivos como docente. Pero a primeros de septiembre hay que examinar en la facultad a los estudiantes que se presentan a esa convocatoria. Total, que hasta que no pasan los exámenes no puedo hacer las maletas. Eso será el día 6.

Mi programa es sencillo: una semana en Alemania, en Bochum, atendiendo una invitación de unos amigos y relajando mis arrugadas carnes pecadoras en las aguas termales de un balneario. Aunque allí ya empieza a refrescar y llueve, me dicen, espero que no sea exageradamente. Y el resto en mi pueblo, junto al Mare Nostrum, con mis hermanos y sus familias (mis cuñadas me miman en exceso).

Así que, amigos lectores, es probable que hasta primeros de octubre no percibáis cambios en mi blog. Procuraré seguir los vuestros desde algún cibercafé.

Ciao...

domingo, 3 de septiembre de 2006

Tachín, tachíííín... ¡Ya he puesto links!

Probablemente muchos pensaréis que es una estupidez esta entrada. Vale, lo acepto... pero a regañadientes. Era una espinita que llevaba clavada el no saber cómo hacer para incorporar los enlaces de una serie de blogs que me resultan particularmente simpáticos o interesantes a una lista de links. Yo soy un sesentón poco habilidoso para la informática. Siguiendo las indicaciones (para listos) de Blogger entré en la plantilla, pero el lenguaje abstruso HTML me parecía sánscrito. ¿Qué digo sánscrito (que de ese un poco sé)? Chino, o japonés.

No disponer de esos enlaces me parecía, además, un agravio comparativo pues veía con vergüenza que otros blogs amigos me tenían en sus listas y yo no sabía corresponder.


Aprovechando la entrada anterior, puse en la encuesta alguna frase alusiva a mi problema y, hete aquí, que hace un rato, en un comentario, Raúl Grijalva (el de la foto, copiada de su perfil y un poco aliviada de rojos) se ofrecía voluntariosamente a enseñarme a hacerlo. Correo va, correo viene... y, ¡oh maravilla!, he sido capaz de seguir sus minuciosas instrucciones y lograr mi objetivo.

Gracias, muchacho, por cumplir el bonito deber de enseñar al que no sabe.

Otrosí: No os he pedido permiso a ninguno de los alistados para incluiros en mi relación. Si alguno se siente molesto, por favor que me lo diga, le pediré disculpas y apearé el enlace.

PS. Por si alguno no lo sabe, Raúl es el artífice del blog .::TWISTERIA::.

sábado, 2 de septiembre de 2006

Encuestas



Se están poniendo de moda. Con harta frecuencia me llegan por e-mail, algunas con final amenazador, como las cadenas de oraciones y otras beaterías. Recuerdo una que me llegó hace un par de meses que iba toda de sexo bastante guarrindongo (no es la de Virgen, que ahí hice los deberes aunque me sentí bastante ridículo, lo admito; además, el erotismo de Virgen es otra cosa) y al final te maldecían diciendo más o menos: “Si no contestas y la envías a otros cinco amigos se te va a enfermar el pene”. Me dio tanta risa que no pude evitar mirarme entre las piernas y pensar: “Pues si ya ni los microbios le entran...”. Y mandé el correo a la papelera. Hoy sigue igual de descacharrado.

Ahora me llega una de manera indirecta, “por recomendación” de Horus, a quien tengo por persona sensata. Así que, como se suele decir, por alusiones la contestaré. No la considero una encuesta seria (las respuestas que se han ido dando lo demuestran, resultando una onda que se cierra sobre sí misma), pero tiene sus pinceladas de humor. La autora es Clandestina. ¡Ahí va mi perfil erótico/bloguero!:

1.- Con qué blogueros/as pasarías o te gustaría pasar una noche de locura sexual?
Con ninguno/a. Ya no estoy para esos trotes y tengo muy acentuado el sentido del ridículo. El “aquí te pillo, aquí te mato...” terminó hace muuuchos años. Pero fue bonito mientras duró. Bueno, la verdad, tampoco fueron sesiones tan alocadas, ¿eh? Y tampoco las echo de menos. Cada cosa tiene su tiempo.

2.- ¿Cuánto tiempo llevas blogueando?
Desde el mes de mayo pasado. Apenas si he cumplido cuatro meses. ¡Soy un BB añoso!

3.- ¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y te animaste a participar?
Jugueteando con MSN Spaces. Luego descubrí Blogger y después de ver que no era tan difícil (soy bastante negado para esto de la informática) me animé a escribir.

4.- Cinco blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia.
Son muchos más de cinco, todos ellos muy seleccionados. Sería injusto dar sólo unos pocos titulares. Digamos que todos los de los amigos que animan mis entradas con sus comentarios, más algunos más. He de decir que no sé cómo se hace eso de los “links”, por eso mi blog no los tiene. Si consigo aprender a hacerlo será una larga lista.

5.- ¿Eres lector anónimo de algún blog?
Suelo visitar los enlaces de mis corresponsales y leo muchos blogs cuya temática no me interesa. Pero en aquellos que me interesan siempre dejo algún comentario con mi URL. Nunca hago comentarios anónimos. No me parece serio.

6.- ¿Te has enamorado alguna vez de algún bloguero/a?
Obviamente, no. No creo que fuera el mejor camino, dada mi forma de ser.

7.- ¿Con qué cinco blogueros te irías de borrachera?
De nuevo se queda cuantitativamente corta la pregunta de la encuestadora. Hay más de cinco con los que apetecería tomar unas copas. Pero voy a intentar ser más concreto en esta respuesta. Si se tratara de farra y alegría, quedaría con Padrenatas, Marga, Horus, Virgen, Lady Manson y Montanito (a ver si le espabilamos y pierde la dichosa timidez). Si fuera para una tertulia frente a una copa que se rellena de cuando en cuando hasta “coger el punto”, me gustaría quedar con Jaycam, Rafa Barceló, Mari--, Dalia y Eduardo. Si fuera para una sesión vespertina de gente joven y un tanto alocada, bebiendo “soft drinks” hasta que las burbujas gaseosas causen el efecto del champán (tengo un conocido que se achispaba con Fanta limón a palo seco), me gustaría participar en un encuentro con Raúl Grijalva, Ignacio Castro, Florecilla de Alcanfor, Swirlies y +Pako+. Seguro que seria una tarde muy animada por que son jóvenes con muchas y buenas inquietudes. Bueno, la verdad es que, excepto los menores, los demás son bastante intercambiables dentro de los dos primeros grupos. Pero me dejo en el tintero a muchos blogueros con los que tomaría bien a gusto más de una copa: Medeo y su Erario, Trako, Mr León, Zorro007, Wanda, etc. (véanse más nombres entre los comentaristas de mis entradas).

8.- ¿Has conocido a alguno más allá del teclado?
Si, a uno. Aunque fue antes de seducirme la fiebre del blog.

9.- Estás satisfecho con tu blog?
Si. Me permite escribir lo que pienso e ilustrarlo con alguna fotografía. No necesito más. Sería un buen complemento poder poner una lista de bloggers que me parecen interesantes, pero no sé cómo hacerlo.

10.- ¿Qué blogs consideras de mayor calidad?
Los que publican ideas interesantes. Los formatos, colorines y otros aditamentos me parecen muy secundarios y hasta molestos.

11.- ¿Algunos autores que te despierten especial simpatía?
Dalia, Aristóteles, Marga, Jaycam, Medeo Mandarino, Marcos, Eggy, Montanito, Raúl Grijalva, Swirlies, Mari--, Florecilla de Alcanfor, Dani de Vicente, etc., etc.

12.- Elige entre 3 y 5 blogueros para que contesten esta encuesta.
Bueno, esta es una cuestión algo complicada, como ya he justificado en el preámbulo, por mis propios prejucios. He revisado mis contactos y creo que pongo en un compromiso a Trako, Cxyboi, Johnboy, Grageda y Luis Creek. Chicos, disculpad pero había que pasar la pelota... y no recuerdo haber visto la encuesta entre vuestras entradas recientes.

PS 1. En realidad pido disculpas tanto a los citados como a los olvidados.