domingo, 21 de julio de 2013

Desde mi higuera (33)

A menudo, sentado bajo la higuera, pienso que ya no me queda nada que decir... Nada que decir en general, porque diría y digo muchas cosas a personas concretas a diario. Una cierta sensación de decepción me empapa cuando observo impotente los derroteros por los que deambulan la política y los políticos, la filosofía y sus acólitos, la religión y sus prosélitos... El mundo se me antoja un inmenso decorado de cartón-piedra pintado de colorines y me siento incapaz de entrar entre los bastidores. No me siento actor.

He de dejar esto ahora: acaba de llegar mi sobrina, que tiene 15 años, está perdidamente enamorada, es infeliz y quiere que hablemos de ello. Viejo mundo...