Mi amiga Reme, hace ya algunos años (¡figuraos, éramos treintañeros!), hizo una encuesta muy curiosa: durante varios meses, en las reuniones de amigos, cenas y otros eventos con gente de confianza se dirigía a un varón y le preguntaba seriamente mirándolo fijamente a los ojos: “Para hacer el amor, ¿tú que prefieres cantidad o calidad?”
Si respondías “calidad” (como fue mi caso), sonreía unos segundos y comentaba a continuación, con sorna, mirando a alguno de los presentes mientras ladeaba ligeramente la cabeza con expresión pícara: “Otro que la tiene pequeña”.
Yo solté una carcajada y, a continuación, una grosería: “Pues sí, pero muy juguetona. ¿Quieres comprobarlo?”. Pero había otros que se quedaban unos segundos sin habla, como corridos. Probablemente Reme había acertado y la tenían pequeña. O se lo parecía a ellos.
En cierto modo se producía una situación similar a la de aquellos “brain-storm” que se pusieron de moda en los años 70 en las reuniones de los equipos de ejecutivos agresivos de las jóvenes empresas de entonces, cuando quien dirigía la reunión (generalmente una mujer experta en técnicas de motivación) se acercaba a alguno de los presentes, le miraba fijamente a los ojos hasta que notaba en él cierta incomodidad y le espetaba a bocajarro: “Oiga, ¿usted se masturba?”. Era una manera de medir la capacidad de reacción del interpelado ante una situación crítica.
Y no es que a la mayoría nos preocupe (o, mejor dicho, nos preocupara) si la tenemos grande o pequeña o si nos masturbamos o no –dejo a un lado los casos patológicos. Lo preocupante es que “eso”, que consideramos pertenecer a nuestra esfera más privada, se convierta de pronto en noticia pública. Tanto Reme como la directora de un “brain-storm” esperaban que el interrogado supiera improvisar una mentira convincente de manera rápida, porque ni a la una ni a la otra le interesaba lo más mínimo conocer la respuesta verdadera.
Pero…, ¿preocupante por qué?
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7 comentarios:
Hey.
Hace mucho tiempo me acuerdo que me di el trabajo de hacer una tabla de resultados de acuerdo a la reacción de la gente cuando -de improvisto- le deseaba feliz año nuevo en una fecha corriente. Creo que le puse un nombre bastante enfermizo a mi test; algo como "Prueba de Racionalidad indiferenciada", que quizás apuntaba más al nivel de seriedad del interpelado.
Lo de la invención de la mentira no es menos preocupante. A diarios nos tragamos muchas bien labradas -otras no tanto- por parte de los políticos y otros. Pero también requerimos de ella en nuestra fase más "poiética". Para la invención, innovación y sorteo de las dificultades -es incluso Ético- requerimos en ciertos casos un rompimiento de la realidad y la aplicación de contenidos sin correlatos en ella. Todo eso del dominio de la Mentira y la Improvisación.
Un abrazo, Salva!
P/S: Estoy hace meses procrastinando la fabricación de un ensayo -no sé si un esbozo al menos- acerca de "Arte y Mentira".
Yo soy fanatico de la calidad.. pero osea.. cof cof el tamaño a veces si como que medio importa u_u
¿Es usted feliz?, la pregunta tiene mucha pólvora
Esa pregunta ya me la han hecho en la calle y me he quedado perpleja...
Deberia haber contestado qué te importa... Ve con tus experimentos a otra parte... Y supongo que el tipo habria concluido que soy una persona infeliz... y amargada
El caso es que el tamaño sí importa. Lo dicen las peliculas de Almodovar.
ay, mujeres...
¿improvisar mentiras? ¿por qué? y efectivamente ¿a quien le interesa? la intimidad de cada uno que por otra parte compete a quien uno quiera que interese.
en fin... que feliz vuelta de vacaciones, otros estamos a las puertas.
un saludo.
Y esas pequeñas respuestas son las que te definen como un ser apto o no, manejable o independiente, con carácter fuerte o una persona tímida.
El ser humano, complicado por naturaleza.
Saludos Yayo
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