La comida del día de Navidad había sido copiosa y su estómago le producía ciertas flatulencias como de un ser vivo que se desperezara espasmódicamente dentro de su abdomen. Pensó: "He comido demasiado. Me subirá el azúcar". Pero, ¿quién se resiste ante un buen puchero navideño? Su cuñada Teresín era una respetuosa seguidora de la tradición: la comida de Navidad, puchero, faltaría más... Y, cuando todavía andaba uno regurgitando la cena de Nochebuena, había que sentarse de nuevo a la mesa ante una humeante sopera llena de exquisiteces aviares y varias bandejas con las guarniciones y viandas del puchero.
Eran casi las cinco de la tarde cuando se había levantado de la mesa dispuesto a tomar una reparadora siesta pero la pesadez de estómago no le dejaba conciliar el sueño. El estómago y una idea fija que, al principio como simple punzada y luego como abierta inquietud, ronroneaba por su cerebro. Tumbado como estaba, levantó la cabeza de la almohada para asegurarse de que el teléfono móvil estaba conectado y bien visible sobre la mesilla. Esperaba una llamada especial o, mejor dicho, un mensaje. El año anterior, ese mismo día hacia la media tarde, había recibido un mensaje suyo: "Felices pascuas y próspero año nuevo". Nada original en sí, de no haber sido porque era la primera vez tras dos años que se producía ese contacto.
Desde entonces muchas cosas habían sucedido. La más notable, sin duda, esas inolvidables vacaciones de Semana Santa que pasaron juntos tendiendo puentes hacia lejanas ciudades y acariciando esperanzas de nuevos rumbos. Lo que había sucedido luego hizo posible que estrenaran esa nueva andadura.
Sintió sed y una pirueta del subconsciente trajo a primer plano el contenido de su nevera, siempre bastante desangelada: unas botellas de agua refrescándose, una botella de cava tumbada esperando su momento, un cabo de lomo de Guijuelo duro como una piedra después de varios meses, dos latas de Red Bull y una pastilla de chocolate puro Valor...
Chasqueó la lengua algo estropajosa varias veces y se dio la vuelta en la cama. Un dulce sopor le estaba venciendo mientras esperaba...
(La canción, Pigliate 'na pastiglia, interpretada por Renzo Arbore creo que viene al pelo...)
jueves, 28 de diciembre de 2006
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15 comentarios:
...de pronto una melodía vaporosa y chispeante movío el teléfono de encima de la bandeja de plata que le había quedado de los restos de la herencia de su querida madre. El aparato parecía vibrar al ritmo de la música. Se levantó como un delfín buscando el calor del sol. La rodilla fué a dar contra la esquina del aparador que le había regalado su tía Angeles, del dolor no pudo más que tirarse al suelo y empezar a deponer todos los santos y deidades...
Ansiedad... Hasta en los mejores momentos, no deja en paz.
Suerte Yayo, Buen inicio de año!
Delicioso ritmo, y cargado de adjetivos encima. Muy buena combinación.
Me recordaste que tengo sed.
¿Y recibió el mensaje, por fin? :)
Feliz año, Profesor. Mañana me voy a tu tierra a celebrarlo con mis abuelos. Un beso.
ME QUEDE CON LA INTRIGA SI RECIBIÓ EL LLAMADO .
YAYO
DESDE BUENOS AIRES A MADRID , SIN ESCALAS ,
TE DEJO UN ABRAZO SIN FRONTERAS CON EL DESEO DE UN MUY BUEN 2007.
MUCHAS FELICIDADES!!!
ADAL
¿Llegó?
Dicen que la Navidad es la época de los sueños cumplidos; quizá, por una vez, se cumplió esa máxima.
Buen inicio de año, mi buen YAYO.
UN abrazo
me encanto,Delicioso ritmo, y cargado de adjetivos encima. Muy buena combinación.
La esperanza muere a lo último. Mientras tanto... "Comamos y bebamos que mañana moriremos".
Buen cuento de fin de año.
Yayo, nada mejor que una buena comida, claro que no se compara cuando ese delicioso alimento lo disfrutamos en compañía de nuestros seres queridos, precisamente.
Toda la felicidad del mundo para ti, te mereces eso y más.
Un abrazo.
Un cuento. Sorpresa. Yayo escribiendo cuentos.
Esto va a ser muy interesante. Tiene muy buena pinta.
¿Ya tenés el final o lo vas pensando?
Precioso cuento Salvador, lástima que no le encuentre el sentido a la navidad y a estas fiestas en general. Aun así, me gustó el pequeño cuento navideño.
Cuídate mucho, Dani.
Hola Turno sa: Nos falta lo de antes y lo después de los puntos suspensivos. Tu narración promete.
Eduardo: La angustia es quizás uno de los aditamentos más habituales de la vida moderna. A veces es creativa.
Hola Derber: Gracias por tu opinión. ¿Bebiste?
Florecilla: ¡Curiosona! Estaba muy seguro de recibirla. Si no, ¿cómo iba a dormirse plácidamente? Un beso.
Hippie: Yo creo que sí la recibió.
Un abrazo, igualmente.
Cris: La Navidad es tiempo de regalos, esperados e inesperados.
Iván: Lo mismo te deseo. Un abrazo.
Motanito: Gracias por tus palabras.
Persio: Pasearemos por los recuerdos y por lo puramente imaginado. Buen año.
Aristóteles: ¿A que me vas a resultar epicúreo? Muchas gracias por tus buenos deseos, pero no merezco tanto, de verdad. Un abrazo.
Mari: Es sólo una digresión, un breve divertimento. No prometo nada. Un beso.
Hola Dani: Agradezco tu opinión, mucho. Sobre el sentido de las cosas, cada cual encuentra el suyo. No encontrarlo es también una manera de dárselo (Filosofía: paradoja de Russell). Cuídate tú también.
Buenas y santas profe,, ya me hacía falta integrarme a este mundo.
Mi ausencia..? fruto de un golpe inesperado de la vida,,, pero ya estamos de nuevo..
Te sigo,,
Z de V.
Sabes sacar agua de las piedras, Salva...
Un beso, y Feliz Año.
disculpa la mala educacion estimado yayo, tiempo que no pasaba.
feliz navidad, feliz año nuevo que se te cumpla todo!
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