miércoles, 6 de noviembre de 2013

Desde mi higuera (36)



Estaba ayer sentado a la sombra de mi higuera, sesteando, con la radio en mi regazo, cuando me espabiló una noticia sorprendente: El gobierno de mi Comunidad Autónoma, la valenciana, iba a cerrar las emisoras de radio y televisión públicas de la Comunidad, las populares Canal 9 y Radio 9. Al parecer el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana había dictado sentencia anulando el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) por el que el Gobierno había despedido a 1.000 empleados de dichas emisoras hace unos meses. El presidente de la Comunidad, un tal Fabra, dice que las arcas no pueden asumir los 72 millones de euros al año que supone la readmisión y ha optado por cerrar las emisoras.

Para los lectores de esta página que no conozcan la división político-administrativa de España les diré que somos una nación dividida administrativamente en varias Comunidades Autónomas con sus gobiernos propios (además del Gobierno de la Nación), un sistema que, con el tiempo, ha servido principalmente para duplicar los organismos de funcionamiento de la Administración y, consecuentemente, el gasto público, razón por la cual ahora, con la crisis, andan al acoso y derribo del funcionario. Pero de disminuir significativamente los cargos públicos, de eso nada...

El Gobierno de mi Comunidad está, desde su más tierna infancia, en manos del Partido Popular (en adelante PP o peperos) que, a la sazón, es también el partido que gobierna la Nación. La crisis que nos afecta desde hace años (según el PP por culpa de los nefandos gobiernos socialistas) ha generado en la Comunidad Valencia un agujero negro de no sé cuántos miles de millones de euros, despilfarrados por los peperos gobernantes en obras faraónicas, algunas menudencias como los sueldazos de los políticos y otras prebendas a las que sólo tienen acceso la casta gobernante y sus acólitos.

Siempre es triste que se cierre un medio de información público o privado, sea del signo que fuere. Habrá un colectivo de prosélitos que se verá afectado y eso provoca cierto sesgo en la libertad de expresión dentro de un sistema democrático. Aunque todo admite matices y alguno mencionaré luego. Pero en este caso me parece evidente que al PP le importan un pimiento la radio y la TV valencianas. Por definición siempre ha mirado y mirará con inquietud los brotes (desviaciones) nacionalistas. Fabra, el actual Alí Babá del cotarro, dice tener otras prioridades (educación, sanidad, servicios sociales, afirma cínicamente) y –ahora- no puede gastarse un euro en chorradas –antes sí-. Es evidente que su intención era cargarse las emisoras; de lo contrario hubiera podido recurrir la sentencia ante instancias judiciales más altas, como se ha hecho en otros casos. Pero no, resulta sospechosamente apropiado acatar la sentencia, asumir como innegociable la readmisión de despedidos y cerrar el kiosco. También es sospechoso que la sentencia haya anulado el ERE por defectos de forma, es decir, porque los leguleyos de la Comunidad han hecho mal su trabajo al redactar los papeles o, más sencillamente, no lo han hecho y se lo han encargado a empresas ajenas a la Administración (a las que ahora quieren pedir responsabilidades: “Todos culpables menos yo”). Tengo la sospecha de que el tal Fabra ya se esperaba lo que diría el alto Tribunal, lo cual le permitiría cerrar las emisoras de un plumazo. Nada de templar gaitas.

¿Cómo eran la TV y la radio de la Comunidad? Bueno…, digamos que tan malas como las demás (opinión personal), en perfecta sintonía con una sociedad mediocre que consume telebasura, radiobasura, comida-basura, sexo-basura, etc-basura. Hasta los no iniciados sabíamos que su plantilla de los últimos años (unos 1.700 empleados) era más el fruto del nepotismo y amiguismo político que una búsqueda de calidad en la producción que, al menos yo, no he sabido ver en mis pocas visitas al medio. Ahora, en las últimas horas o días de vida de estos entes públicos, se les llena la boca a los profesionales afectados diciendo que eran la voz que el pueblo quería oír, que eran los fervientes cronistas de nuestra historia y nuestras tradiciones, que estaban amordazados por el PP. ¡Paparruchadas…! La cuota de pantalla de Canal 9 está últimamente por los suelos. Lo único cierto es que hablaban un valenciano un tanto raro, compensado con algunas entrevistas a gente de la calle que hablaba el valenciano de la calle. También es cierto, como dicen los afectados y los corifeos que les bailan el agua o les azuzan), que la ruina económica se debe a la mala gestión de los políticos. Pero eso lo dicen ahora, cuando las vacas son flacas…

¿Qué va a pasar a los valencianos, alicantinos y castellonenses sin su Canal 9 y Radio 9? Creo que nada especial. Como todo en este mundo efímero de la noticia, se olvidará en poco tiempo. Nada hay más voluble que un televidente, desde que se inventó el “zapping”.

1 comentario:

Pedro dijo...

Tu escrito lo comparto en su totalidad. Describes de forma clara y rotunda la trayectoria de esas emisoras a lo largo de los años: desinformación y populismo al servicio de esa clase política dominante y corrupta.

Muchas gracias, Yayo Salva.

Pedro Roca (también Yayo Pedro)