lunes, 3 de mayo de 2010

Desde mi higuera (11)

Anoche, jugando con Facebook, vi una invitación que me enviaba un exalumno para participar en un grupo llamado Que los políticos cobren 420 euros hasta que solucionen la crisis. No cabe duda que quien tuvo la idea de crear el grupo es persona ingeniosa, ocurrente. Pero para que ese eslogan se convirtiera en una realidad sería necesario que nuestros grandes políticos, los de las Cortes y el Senado y las Comunidades Autónomas, tuvieran vergüenza torera y arrimaran la pechera al toro bravo de la crisis. ¡Pero, ca…! Se dicen unos a otros: “¡Arrímate tú…!”. Y, además, tuvieran sentido de la realidad y colaboraran en la reducción de gastos, en lugar de arrogarse el privilegio de ordeñar la Gran Vaca que para ellos son las arcas del Estado. Aunque, la verdad, no estoy muy seguro de que podamos salir de la crisis con alguna idea feliz y eficaz salida de un cerebro político. España es uno de los vagones de cola en el tren europeo, y no es de ahora: hace muchos años y varias legislaturas que es así. Dicho de otro modo, hasta que la locomotora alemana y los vagones de primera no quieran y puedan, a los de tercera les toca sobrevivir de las migajas europeas. En la composición de nuestro producto interior bruto hay pocos sectores productivos de verdad que hagan bullir la olla, así que la crisis podía llegar en cualquier momento porque, en el fondo, llevamos muchos años cambiándonos el dinero de bolsillo y sin producir otra cosa que inflación.

No es que los sueldazos de los políticos y los gastos de las Administraciones Central y Autonómicas agudicen la crisis. En el fondo son como el chocolate del loro comparado con las grandes cifras de la nación. Pero para el ciudadano medio que vive con apreturas y mata su inevitable ocio frente al televisor o leyendo los tabloides gratuitos, tantos presidentes, tantos ministros, tantos consejeros y tantas Administraciones para al final no administrar nada y encima hacerlo dos veces, suena a cachondeo, a burla, a gasto superfluo. Como decía cierto agudo personaje especialista en vivir del cuento: “Por la mañana no hago nada y por la tarde lo paso a limpio”.

Los noticieros se encarga de soliviantar los ánimos con noticias como que los políticos de ciertas comunidades bilingües están exigiendo que haya servicio de traducción en las Cortes y el Senado, o que ciertos políticos catalanes contrataron traductores de español para recibir a una delegación de Argentina, o que ciertos políticos también catalanes viajaron a Suramérica acompañados de traductores de español. Oigo esas cosas y me río para mis adentros porque el coste en euros de tamañas majaderías no es tanto, pero la imagen de estrechez mental (y oronda tripa) que dan esos gilipollas es para carcajearse en sus propias narices. Y esto lo está escribiendo una persona bilingüe de nacimiento que, además, por motivos profesionales tuvo que aprender inglés, francés y algunos retazos de otras lenguas europeas, sin haber recurrido al erario público para que le pusiera traductores.

Sí, ya sé que el tema de las “lenguas autóctonas” es vidrioso y resbaladizo, pero ¡hombre!, que ciertos políticos no tengan el nivel de español suficiente para entenderse con sus otros congéneres de la misma farándula ya me parece rozar la imbecilidad y, sobre todo, lo políticamente incorrecto e inaceptable en tiempo de crisis y de la tan cacareada reducción del gasto público.

Yo no sé si será cierto eso que se dice de que cada país se merece los políticos que lo gobiernan. Lo que sí sé es que, mires a donde mires en el espectro político y sus secuaces, te encuentras personajes de la misma catadura. Es como si el hecho de obtener un acta de diputado o de concejal imprimiera (el mismo) carácter, como se decía antes de los Santos Sacramentos. Y así no hay quien juegue en serio a la Democracia.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Querido Yayo, como siempre, sabias palabras. Poco más que añadir que estoy de acuerdo contigo en que de esto no nos sacan los políticos. Esto lo tendremos que arreglar trabajando desde abajo, con ideas nuevas, la gente joven que tenemos energía para luchar con una sociedad aborregada y enclaustrada en la cómoda posición del conformismo. Quizá tengamos que aprender de los vagones de cabeza o quizá dejarnos llevar y hacer alguna locura como volvernos emprendedores.

Si hubiera una fórmula para salir de la crisis seguro que los políticos la estarían escondiendo, desde luego no son el mejor medio para alcanzar el final.

Lo iremos viendo.

Un abrazo.

RBD dijo...

Buenísima la reflexión, mi estimado Yayo. Hacía ya un tiempo que mi distracción no me había permitido darme una vuelta por tu blog, que tanto disfruto. Es refrescante leer una crítica política genuina, que va más allá de la ingenua crítica que deposita todas las culpas en la clase política. Ella es tan ineficaz que ninguna responsabilidad la lleva toda.

Un abrazo muy afectuoso,

Rafa Barceló Durazo

Gabrielle dijo...

Usted tiene toda la razón, yo le escribo desde México, es un hermoso país, tenemos gente bien trabajadora y aún no podemos salir del corral de la ignominia. NO hemos podido elegir, a pesar de que tenemos liberad y cada día estamos mejor informados. En mi país dicen que "en todos los lugares, se cuecen habas", así que, no lo que usted publica, nbo es exclusivo sólo de paises tercermundistas, usted tiene la boca llena de razón, repito. Gracias. Saludos hasta Valencia.

Anónimo dijo...

me presento: soy ángel y publico como anónimo pues estoy harto de las cuentas google y sus )o$i$a& contraseñas.

Quisiera advertir del peligro de las conversaciones de barra de bar, de los análisis a posteriori, de la repetición de los argumentos oídos en ciertos medios de comunicación de tendencia ultraderechista (El Mundo, La Razón, Intereconomía, Veo, Libertad Digital, la mayoría de las televisiones locales, etc). En el estado actual de las cosas, los políticos son meras marionetas en manos de las grandes corporaciones. Parece ser que las leyes sólo se hacen para los funcionarios, los pensionistas, los parados, los pequeños empresarios, los yonquis, los ladrones de joyerías, los asesinos de género, mí, usted (aunque no estoy muy seguro), Mario el que está encima del armario... Pondré ejemplos de personas para los cuales parece que no se hacen las leyes: gran empresario textil que decide despedir a casi todos sus empleados españoles para llevarse la confección de sus prendas a países del tercer mundo donde poder explotar económicamente a tiernos infantes para después traer las prendas a sus tiendas de ultimísimo rediseño y cobrarlas a precio de oro; gran financiero que decide que los bancos europeos no son lo suficientemente buenos y que poner las cuentas a su nombre puede ser contraproducente y que por tanto decide que sus cuartos estén en algún paraíso fiscal tropical; gran empresario que se dedica a la agricultura a gran escala que decide cultivar arroz en mitad del desierto del sahara explotando de paso a toda la población del lugar; gran empresario, que podría ser el anterior, que se dedica a especular comprando y vendiendo casas haciendo que el precio de las mismas no se corresponda con lo que realmente cuestan; gran empresario del turismo que decide llenar de campos de golf una región donde en algunas épocas del año casi no hay agua ni siquiera para el consumo humano...

Mi pregunta es la siguiente: ¿cree usted que a los personajes descritos en el párrafo anterior les importan algo las leyes? Si pueden hacerlo legalmente: bien; y si no también, total si les pillan saben que no les va a pasar nada.

Para acabar decir que en la política actual sólo existen partidos de derecha o de extrema derecha. En todos los casos colaboran para que las cosas sigan como están, es decir para que conservemos el antiguo régimen medieval de la nobleza y el resto.

Visto en un periódico, creo que el El País:
Una señora (condesa, duquesa, marquesa... no se sabe exactamente pero sí que se ve que es de la alta sociedad) sentada en una poltrona. Detrás de ella un joven que podría ser su hijo.
El joven: Dicen que quieren subirnos los impuestos.
La señora: Despídelos.

Vale.