
Hace unos días seguía en la televisión española una entrevista a un científico especializado en la investigación del genoma humano, en particular de los cromosomas. Dio algunos datos sobre nuestra salud cromosomática realmente preocupantes, alarmantes...
Hace muchos años estudié y seguí de cerca las diversas teorías sobre la evolución del género humano. Entonces me interesaba la Prehistoria y para su comprensión es de capital importancia el tema de la hominización, de la aparición del hombre sobre la Tierra. Por los años 60 del siglo XX teníamos pocos fósiles de homínidos y de los distintos eslabones de la secuencia del género Homo. Hoy la colección de restos fósiles es abrumadoramente mayor, lo que ha dado lugar al abandono de algunas teorías y al afianzamiento de otras. Pero el tema sigue (afortunadamente) sin solución.
Desde aquellos años mi posición ideológica es decididamente evolucionista aunque sigamos desconociendo detalles importantes de la secuencia evolutiva que llevó desde los homínidos al Homo sapiens sapiens, género y especie a las que creo pertenecer. Fue también entonces cuando comenzó a germinar en mí la idea de que si algo distingue al género humano de otros géneros de la escala zoológica es su capacidad de evolución en un tiempo (geológico) relativamente corto y que esa capacidad debía estar ligada a un hecho aparentemente simple: ser un animal inteligente progresivamente desadaptado. Lo que nos enseña la evolución social (ligada sin duda a la biológica) desde la más remota Prehistoria hasta la actualidad es que el Homo ha sido capaz de ir desadaptándose de su medio natural, la Madre Naturaleza, para intentar dominarla y crearse un entorno a su medida gracias a su inteligencia. No entro a valorar si eso es bueno o malo: simplemente constato lo que me parece un hecho evidente. ¿Qué sucedería si, de pronto, al levantarnos una mañana nos encontráramos sin energía eléctrica ni combustible para los vehículos ni agua potable ni alimentos en los anaqueles de los supermercados? Las íbamos a pasar canutas, pero quienes salvaran el pellejo pondrían en marcha recursos tecnológicos para sobrevivir, crecer y multiplicarse porque, de algún modo que ignoro, en algún rincón de nuestra herencia genética almacenamos recursos para superar las "crisis de adaptación".
Pero ¿qué sucederá si el Homo sapiens sapiens pierde su capacidad para reproducirse?
Algunos datos preocupantes que he ido entresacando de aquí y de allá:
1) En el cromosoma X (femenino) está escrita la posibilidad de que la mujer produzca durante su vida fértil más de un millón de óvulos. En la mujer neonata actual esa capacidad se ha reducido a unos 400.000 y a lo largo de su vida se reduce aún más.
2) Desde hace unos quince años se sabe que la cantidad de espermatozoides en el esperma del varón se ha reducido en un 50%. Pero, además, la calidad de esos bichitos ciliados y retozones deja mucho que desear incluso en la población juvenil.
3) Hace unos 300 millones de años el cromosoma Y (masculino) contenía unos 1.500 genes. Actualmente apenas son 50 los genes activos; el resto son inservibles, lo que hace que algunos genetistas lo hayan denominado "cromosoma vertedero" o "cromosoma basura".
4) En el Primer Mundo una de cada siete parejas es incapaz de concebir descendencia. La tasa de infertilidad se debe en un 40% a la mujer, otro 40% al hombre y el 20% restante a ambos. Esa situación ha puesto en marcha toda una "industria" de reproducción asistida, inseminación artificial, bebés-probeta, etc.
Los especialistas dicen que las causas podrían ser consecuencia de la polución, de un exceso de ingestión de estrógenos (hormona femenina, habitual componente, por ejemplo, de los conservantes alimentarios, cuyo efecto en los hombres es disminuir la capacidad para producir espermatozoides y en la mujer su exceso mengua la disposición para ovular), de la obesidad o la extrema delgadez, del sedentarismo, etc. Pero creo que el asunto no está nada claro.
Yo no sé si la Naturaleza es sabia. Pienso que es como es, y se auto-regula en función de las infinitas relaciones que se dan en el medio natural y de las que, en el fondo, el ser humano, por muy desadaptado que sea, no puede zafarse. En el último millón de años, sin que sepamos por qué y sin que nuestra especie pintara un pimiento, la Tierra ha vivido varios periodos glaciares cada vez más cercanos en el tiempo. ¿Estamos entrando en esa fase de calentamiento previa a una glaciación?
Pero, en el fondo, esa última pregunta es irrelevante dentro del tema raíz que me ha movido a escribir esta entrada. Lo inquietante es qué está pasando con nuestra especie. ¿Estamos al comienzo de una fase de recesión poblacional cuya solución es cada vez más dependiente de la manipulación genética? ¿Estamos abocados a sobrevivir como especie (en un futuro) gracias a sistemas de reproducción que hoy consideramos artificiales o éticamente criticables? ¿Se está abriendo el camino hacia una nueva especie de Homo?
Muchas preguntas para las que no tengo respuesta. Pero, en todo caso, me parecería una vida terriblemente aburrida la de esa nueva especie si se perdiera la capacidad para el orgasmo. Si, triste.