lunes, 25 de septiembre de 2006

Desde Gandía, mi pueblo

Dice el refrán que “uno no es de donde nace, sino de donde pace”. Como todos los refranes, tiene su parte de verdad porque yo nací en Valencia pero Gandía es mi pueblo. Tampoco me siento nada madrileño, a pesar de llevar viviendo en Madrid desde 1964. En Madrid no he echado raíces biológicas ni tendido vínculos de sangre aunque, con mi forma de ser y el tiempo transcurrido, muchos y fuertes lazos afectivos me amarran a gentes de esos pagos.

Mi pueblo es Gandía. Aquí llegué con mi familia a la edad de seis años, en la primavera de 1952. De mi anterior vida en Valencia apenas conservo recuerdos. Quizás el más sobresaliente sea la soberbia paliza que recibí de una monja (completada luego, zapatilla en mano, por mi madre) cuando en el colegio de pre-escolar decidí investigar si las monjas tenían orejas. Debía tener yo como cuatro o cinco años. Las monjas usaban entonces unos enormes tocados de cabeza, de tela blanca almidonada, que sólo dejaban ver su rostro encajonado entre los vuelos acartonados. En uno de los recreos una monja estaba en cuclillas arreglando un macizo de plantas del jardín. Me acerqué sigilosamente por detrás y, de un tirón brusco, le arranqué la toca. Y, ¡oh descubrimiento!, tenía dos orejas. Ese fue mi primer trabajo de investigación y di por bien empleado que me pusieran el culo rojo como un tomate. Creo que durante el mucho tiempo que me duró el escozor se forjó mi vocación de dedicarme a la investigación, pero en otras ramas del saber menos amenazadoras.



Mi pueblo es Gandía, aquella Gandía de los años 50 del siglo pasado, la que os mostré en unas viejas fotos en una entrada anterior (Alguna vez tuve 17 años...). La actual ha cambiado enormemente, como podéis ver en las imágenes que ilustran esta entrada, tomadas aproximadamente desde el mismo punto que las antiguas. Era una ciudad de unos 15.000 habitantes (ahora ronda los 100.000) que iniciaba el despegue desarrollista.



Las raíces de Gandía se hunden en la neblina de la Historia hasta la época de la ocupación romana. Las fuentes hablan de un caserío, Candia, que habitaron hispano-romanos y visigodos. Luego, a partir de comienzos del siglo VIII de la Era, los bereberes africanos ocuparon estas tierras y emplazaron castillos en Bairén, El Rebollet, Villalonga, Palma, Borró, etc. Por Gandía pasó Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador) los años 1091 y 1097 en los primeros intentos de reconquista cristiana. Pero fue en tiempos de Jaime I el Conquistador, allá por el año 1240, cuando estas fértiles tierras fueron anexionadas al Reino de Aragón y repobladas por las familias nobles aragonesas y catalanas que habían participado en la gesta. Mis dos apellidos principales, Rovira y Llorens, son de origen catalán.

Gandía ganó prestigio universal a finales del Medioevo cuando la familia Borja obtuvo el ducado. Los Borja constituyeron una poderosa saga con una rama valenciana y otra italiana (los Borgia), que dio renombrados papas, grandes santos, famosos hombres de armas y depravados asesinos. Quizás uno de los personajes más siniestros fuera Lucrecia Borgia, cuyo refinamiento en los placeres de la carne no tuvo igual en su tiempo. Se dice que por su alcoba desfilaron los mejores sementales del momento y muchos de ellos murieron envenenados con sutiles pócimas por la celosa Lucrecia para que no aliviaran con sus extraordinarias mañas a otras mujeres necesitadas. Lucrecia era hija natural del papa Alejandro VI, fue papisa vicaria durante algún tiempo y hay quien dice que el hijo que concibió en un periodo de reclusión monacal era obra de su propio padre. ¡Activa que fue la moza!

La Gandía de mi crianza era una ciudad tranquila cuyo ritmo de vida estaba marcado por las labores del campo, aunque ya entonces comenzaba a insinuarse su vocación de centro comercial de toda una amplia comarca. Tenía un instituto estatal de bachillerato en el que recalábamos los chavales provenientes de familias modestas y un colegio privado regentado por los Padres Escolapios, para la gente bien. Un par de colegios de monjas o tres, para las chicas (la diferenciación por sexos de la educación se llevaba a rajatabla entonces), completaban la oferta escolar.

Un día de verano de 1964 me encontré entre las manos mi diploma de bachiller y sentí, de pronto, que Gandía constituía un universo demasiado pequeño para mis necesidades de formación. Mi madre, amorosa y esperanzada, ordenó mi impedimenta en una vieja maleta de cartón a la que había cosido una funda de tela verde oliva para disimular y junto con mi padre y mis hermanos me acompañaron al tren que habría de llevarme a Madrid. Si alguien lloró, lloró por dentro. La alegría embargaba aquel comienzo de nueva etapa porque yo era el primer vástago de todas las generaciones conocidas que accedía a estudios universitarios.

Mientras el tren iba dejando atrás envuelta en humo la comarca, bebía con mis ojos los paisajes tan familiares de mi tierra para inscribirlos de manera indeleble en mi memoria y en mi corazón, y a cada instante me repetía: “Ahí seguiréis cuando regrese dentro de unos años...”

Me equivocaba, porque en los más de cuarenta años transcurridos nunca me acabé de ir del todo. Y el deseo de volver, de regresar definitivamente se ha ido acrecentando día a día sin conceder cuartel a la nostalgia. Un par de años más y podré dar carpetazo a mi currículo profesional y sentar de nuevo mis reales donde están los míos, los vivos y los muertos. Y pienso que la aventura ha valido la pena.

(PS. Siempre paso gran parte de mis vacaciones en mi pueblo y a él vuelvo en todas las festividades relevantes)

41 comentarios:

foton dijo...

Como siempre lo cuentas tan bonito.

Bienaventurado eres, que tendras la posibilidad de volver a tu tierra.

Ademas con esa tremenda historia, supongo que en Gandía, tambien tendra que "investigar".

Un abrazo.

Zumo de Vidrio dijo...

Que bueno es nunca perder sus raices,,, te felicito por eso Profe Yayo, y tengo por seguro que volverás a tú terruño adorado..!!

Ahh, por cierto,, parece ser que Zumo no era el único que gastaba bromas,, la de las "Orejas de las monjas" está de morir, me reí mucho imaginándo la escena..!

Siga disfrutándo sus vacaciones,,
Te sigo,,
Z de V.

Marga F. Rosende dijo...

Que post más tierno-viril!! Gandía fue el primer sitio que recuerdo de vacaciones, allá por el 66...Madre mía...

Marga F. Rosende dijo...

Que post más tierno-viril!! Gandía fue el primer sitio que recuerdo de vacaciones, allá por el 66...Madre mía...

Dalia dijo...

De siempre es sabido que la investigación ha sido siempre minusvalorada. Apoyo al 100% tu interés infantil en conocer la existencia o no de orejas en las monjas. Me he muerto de risa.
Yo, sin ir más lejos aún pongo nerviosa a mi madre cuando recuerda como ahogué a los conejos que teníamos en el pueblo en mi afán de saber si los conejos nadan. Yo tiraba uno, me iba, cuando volvía no había conejo, luego no había otro modo de saber si nadaban o no que no fuera tirando otro.

Tus recuerdos de Gandia han sido muy emotivos, incluso para los que no somos de allá. Me lo paso bien en tu blog y mis amigas también.
Un abrazo.

eggy dijo...

"Cómo van a decir que me fui, si siempre estoy volviendo?". Eso lo decía un tannguero (creo que Troilo) cada vez que venía de visita a Buenos Aires desde el exterior, donde vivía; me atrevo a decir que el caso de todos los que abandonan su lugar de origen por alcanzar nuevas metas: siempre volvemos, si no físicamente al menos con alguna evocación.
Le dejo una inquietud, quizás en sus años de retiro en Gandía se haga un huequito para investigar: ok, ya sabemos que las monjas tienen orejas, pero tienen alma?.
Un abrazo grande Yayo, siempre un placer!!

Horus dijo...

Me dejas refleccionando aquello de que "uno nunca se acaba de ir"... no, quizás no me he ido.

Me has pegado la nostalgia maestro.

M dijo...

Señor, que escribís tan bonito, te leo y me maravillo.
Un abrazo.

EduardoEquis dijo...

WOW!

Impresioannte la historia de Lucrecia, impresionante... Me da verguenza el no saber tanto de mi tierra como tu, es increbile, sin duda increible...

Ah! y me reí mucho con la historia de la monja y sus orejas jajajaja, ah! ya me imagino a la monja corriendo atras de ti jajaja...

Nostalgia... sigo impresionado.

Saludos y QUE SIGAS DISFRUTANDO!

Unknown dijo...

Pero que post tan maravilloso. En verdad ha sido este en el que siento que en verdad viaje, esa manera, mi buen YAYO, que tienes de contarlo, me hizo que no solo estab ahí, sino que tú me contabas esos recuerdos con una buena botella de vino tinto.

Que maravailla!!!!

Montano TV dijo...

Emotivas palabras, tus años demuestran tu experiencia, yo a mis 21 años me falta mucho para escribir asi como tu. maravillado por tu redaccion

bye

Yayo Salva dijo...

Hola Fotón: Un abrazo. Ya me queda poco para poder instalarme de nuevo en mi pueblo a leer, pensar, escribir, escuchar música y compartir mi tiempo con la familia y los amigos.

Persio: Eres un sentimental incorregible. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.

Así es, Zumo: en mi caso las raíces se han ido hundiendo más y más en mi tierra. Y lo de las orejas de la monja te aseguro que no fue broma sino auténtico y meditado trabajo de investigación. Un saludo.

Querida Marga: Me alegra saber que compartimos playa en aquellos lejanos años 60. Besos.

Querida Dalia: Tus investigaciones sobre los conejos nos las tienes que contar con más detalle. !Se adivinan sabrosísimas! Besos.

Hola Eggy: Siempre anduve volviendo. En cuanto al alma de las monjas, supongo que ellas creen que sí tienen. A mí con lo de las orejas me bastó para colmar mis ansias de investigación monjil. Un abrazo.

Hola Horus: Sentir un cierto grado de nostalgia no es malo. Eso encajaría con que uno, mientras está vivo, nunca se acaba de marchar del todo de los lugares que han sido importantes. Seguro que tú también andas disperso por esas parcelas queridas del caleidoscopio. Un abrazo.

Querido Medeo: Viniendo de ti, que escribes con deliciosa calidad, tu comentario me alhaga. Un abrazo con cierto tacto de arenilla de la playa.

Hola Eduardo: Lo mío no tiene ningún mérito. La Historia es al historiador lo que la Medicina al médico. Celebro que te diviertan mis anécdotas. Y estoy seguro de que si te interesa la historia de tu pueblo llegarás a conocerla detalladamente. Un saludo.

Hola Iván: Tu comentario me ha traído a la memoria a mi abuelo paterno, que nos reunía a sus nietos a su alrededor y nos contaba anécdotas de su vida de pastor. Algo muy entrañable. Lo mío no creo que sea comparable en absoluto. La imagen de la botella de tinto lo demuestra claramente. Gracias por tus buenos deseos; a mí también me gustaría compartir esa botella contigo y con muchos otros amigos de la red. Un abrazo.

Hola Montanito, "El Hombre de las Mil Caras": A los 21 casi todos hacemos TODAS las cosas con bastantes deficiencias, aunque algunos presuman de lo contrario. Con el tiempo, como los buenos vinos en barrica de roble, vamos depurando los "estilos". No seas impaciente... Saludos.

Wanda◦○ dijo...

Es cierto que por mucho tiempo que pase nuestro primer hogar siempre permanece indeleble a la memoria y los recuerdos. Siempre recordamos aquel lugar con cariño, por triste que haya sido.

EDUARDO CAVIERES dijo...

HOLA, ME SIENTO IDENTIFICADO CON EL POST PORQUE ME PASA ALGO SIMILAR.

SALUDOS DE EDUARDO CAVIERES.

Flu dijo...

Mi hermano, cuando era chiquitito, decía que él era del pueblo donde veraneábamos y donde él había nacido, un día uno de allí le dijo que él no era de donde nacía sino de donde pacía , a lo que mi hermano le contestó que él también había "pazao" por allí. Es que me he acordado...

Por cierto, el pelo de la monja, ¿era bonito?

PD: Que sepa usted que es un encanto. De verdad de la buena.

Montano TV dijo...

Una duda Yayo, Por que "Hombre de las mil Caras"?

Solo eso

bye

SNOOPYMXLI dijo...

me traslado ud. hasta su pueblo querido, saludos!

Raúl Leonel dijo...

Que bueno eres para decribir y redactar =S te envidio., luego me enseñas...=P

Yayo Salva dijo...

Wanda: Además, la adolescencia es la etapa "esponja" de la vida, en la que más cosas se absorben y quedan en el recuerdo. Un saludo.

Hola Jay: Muchas gracias por el grato rastro que dejas en mis páginas. Un abrazo.

Eduardo Cavieres: Es cuestión de sensibilidad y de gratos recuerdos. Un saludo.

Hola Flu: muy bueno lo de tu hermano. El ceceo trae esas consecuencias. Por cierto, del pelo de la monja no me acuerdo; quizás no me fijé. Yo iba a por las orejas. Un saludo.

Hola Montanito: Te he dejado la respuesta en la mensajería de tu blog. Un saludo.

Snoopymxli: Así notaba yo presencias nuevas a mi alrededor... Saludos.

Hola Raúl: No seas impaciente y sigue aplicándote. Cuando llegue el momento te echaré una mano. Saludos.

ex-gatopedrense dijo...

algún dia ire a gandía!!!
aviso

Héctor dijo...

esta anectdota la lei como agua... que rico relato yayo!!

ojalá y pronto se cumpla tu deseo de regresar a la tierra de tu corazón y de tus antepasados...

hasta pronto!

Ninguno dijo...

Hola Yayo!
Es muy lindo saber de tu historia de vida a través de los lugares.
Nunca dejaremos de volver a los lugares donde echamos nuestras raíces de sangre.
A mi me pasó algo parecido.
Nací en una ciudad bien al norte de mi provincia Santa Fe. Luego viví el 1er.año en el pueblo de mis abuelos a sólo 45 km de esa ciudad. Y luego me instalaron en la capital de la pcia. Santa Fe. Pero siempre pensé que mi lugar de felicidad fue el pueblo.
Si de viejo tuviera que elegir un lugar para concluir mi vida, sería ese sin dudas.
Saludos!

Aristóteles dijo...

¡Estupendo... Maravilloso... Excelente!

(Aplausos)

¡Sigamos viajando!

Bitchie4ever dijo...

Hello!
Ah que manera de narrar tú comunidad , tú poblado, me hace sentir totalmente las ganas de estar ahí, con esas imagenes de playa aún más y si le agregamos lo agradable como narras de pelos, haces que Gandia se un icono de belleza, para el turismo y sin duda una invitación para ir.
Me gusto mucho.

Saludos** yayo
Besos aah ajaja ubeno abrazos más bien.
See U.

CGI MANAGEMENT dijo...

Un post instructivo, Profesor. De Gandía sólo sabía de la playa y de Cocoloco :)

Eulalia dijo...

Voy a pasar la mitad de mi jubilación bien cerca, Yayo, y digo la mitad porque no podré despegarme del todo de Madrid...
Me gusta la tierra valenciana, el clima, la comida, la fruta, el pescado, el cielo, la gente, el paisaje, las playas, el mar...
Sé que no es nada moderno, pero me importa un pimiento: allí me iré en cuanto pueda.
Un beso.

Montano TV dijo...

sigues en alemania?

cuando hablamos de Arqueologia mexicana, veracruzana de donde soy yo.

bye

Almendra dijo...

eso es lo mejor, que nunca te olvides de tus raices, de tu gente, y buen buen refran,

Unknown dijo...

ANIBAL TROILO , UN GRAN DIRECTOR Y COMPOSITOR TANGUERO DECIA :
" PORQUE DICEN QUE ME FUI SI SIEMPRE ESTOY VOLVIENDO " , A MI BUENOS AIRES QUERIDO , ACOTO .
UNO NUNCA SE VA DEL TODO CREO QUE DE NADA .SIEMPRE ESTÁ EL RECUERDO .

YAYO
HAS CONTADO EN UNA FORMA ESPLÉNDIDA .

RECIBE MIS SALUDOS

ADAL

Yayo Salva dijo...

Gatopedrense: Serás bienvenido. Te aseguro que es una tierra muy acogedora. Un saludo.

Hola Héctor: Son historias muy curiosas y, desde luego, no exentas de trascendencia al menos para mí. Un saludo.

Bitchie4ever: Gracias por tu comentario. Sí, es una tierra muy atractiva. A veces demasiado, sobre todo en verano por los tumultos que se forman. Un abrazo.

Querida Florecilla: Lo que sabías es lo que más suena entre la gente joven. Por cierto, ¿sabías que Cocoloco lo fundaron un sobrino mío con varios amigos, hará una veintena de años? Un beso con sabor a agua de Valencia.

Querida Eulalia: Bueno está saber que seremos vecinos. Es curioso, a mí también me gusta el norte. Dentro de unos días estaré algún tiempo en la Universidad de Oviedo dando unas conferencias. Un beso.

Montanito: Sigo de vacaciones, pero pronto regresaré a Madrid. Entonces hablaremos de Arqueología Mesoamericana y, en particular, de la de la costa de Veracruz. Un saludo, hombre inquieto. Tus últimos posts me han gustado mucho. De uno de ellos tenemos que hablar en privado.

Hola Lady Manson: Sí, me encanta mi tierra. No lo sé disimular.

Hola Hippie: ¡Buen dicho el del tanguero! Es imposible marcharse del todo de aquello o aquellos a los que se quiere. Un saludo, Adal.

Yayo Salva dijo...

Hola Gabrielus: La vida es un eterno retorno, dicen algunos. Un saludo.

Hola Aristóteles: Mis últimos posts son puro "divertimento". Estoy de un humor particularmente excelente estos últimos días de vacaciones. Un abrazo, Hugo.

Anónimo dijo...

Nunca terminamos de irnos del sitio donde, como vos decís, estan nuestros vivos y muertos mas queridos, donde nosotros fuimos parte de la entraña de ese pueblo. Es muy difícil de grande hacerse un nuevo lugar en la vida, implica demasiadas cosas, entre ellas, dejar nuestro niño abandonado quien sabe dónde.

Un abrazo fuerte!

Raúl Leonel dijo...

Yayo, todavía conservas a correo que te mandé, cuando te expliqué lo de los Links, es que Paty quiere también poner links en su blog...
Gracias..

Marcos dijo...

Que relatos tan geniales, y las anécdotas históricas son muy interesantes y entretenidas. En verdad un placer leerte. Y la anécdota de las orejas de las monjas la encontré notable, simplemente espectacular.

Saludos desde Chile, que estés muy bien

D dijo...

Qué post inspirador, Yayo =)

JOHNBOY dijo...

Hola Yayo, hasta que por fin me di una vuelta por tu blogg, escribes muy bien y me has hecho reir mucho con la anecdota de las monjas...jajaja...y no se quien lo dijo, cuando hablas de tu pueblo dan ganas de estar ahi...


Saludos

Patricia 333 dijo...

Querido amigo no me olvido de ti pasa a mi Blogg que hice un pastel y tu rebanada esta guardada

Me gusta mucho tu Blogg :)

Para todos tus amigos el que guste un pedacito esta invitado , Raul mi niño querido ya fue 2 veces jajajaajaj le gusto el pastel yo le tengo muchas rebanaditas separadas

Besos

RBD dijo...

Yayo,

Este artículo como otros tantos me revelan que tenemos un denominador común, que hace particularmente cierta una frase de Atahualpa Yupanqui: "el hombre es tierra que camina", así nos concebimos y nunca dejamos de pensar en volver a la tierra de la que somos parte. También me hiciste pensar en algunas otras cosas: con la alegría de tu familia por ser el primero que accedía a la Universidad bendije la mobilidad social ascendente de toda una época que reconfiguró las sociedades de muchos países; con la graciosísima historia de la monja lamenté la rigidez de la España franquista que violó tantos derechos humanos de tantos humanos. En fin, te felicito por este artículo y por toda tu vida que vamos poco a poco conociendo.

Rafael Barceló Durazo

P.D. Oooots! si te contara el resto de mis defectos la (amable de tu parte) impoluta imagen que te habías hecho de mí terminaría bastante estragada. Pero igual te agradezco lo que consideré un sincero cumplido.

Unknown dijo...

mi buen Yayo, ye terminé lo iniciado, te invito a que me visites.

Un abrazo.

Yayo Salva dijo...

Hola Ártemis: En mi caso así es. Veo que a ti te sucede lo mismo. Es muy agradable. Besos.

Hola Raúl: Ya te mandé el escrito que me pides. Gracias de nuevo.

Hola Marcos: Me divierte recordar y contároslo. Un saludo.

Hola India Ning: Mucha razón tienes. Al menos en personas ya de cierta edad, como es mi caso. Un abrazo.

Hola D: Gracias por la visita y por tu comentario. Bienvenido a esta tu casa. Un saludo.

Hola Johnboy: Me alegra saber que te gustó. Saludos.

Querida Patricia: Pasaré en breve a por mi pedazo de tarta. Estará deliciosa, como todo lo que tú haces. Un beso.

Hola Rafa: Lees muy bien entre líneas.
Y de los defectillos..., mejor no hablar por ahora. Un cordialísimo saludo.

Hola Iván: Voy para allá a leerte! Un abrazo.

Tamara Blue dijo...

Te recomiendo que leas Lucrecia Borgia: La Hija del Papa de Genevieve Chauvel es otro punto de vista sobre ella y su vida, vale mucho la pena que lo leas.